Los derechos del autor y del público no son intereses contrapuestos. Esto
que parece una obviedad, no lo es tanto, sobre todo si pensamos en la cantidad
de voces que se alzan para advertir que hay derechos y obligaciones de cada
parte.
Veamos este punto. Los autores de obras literarias quieren que estas se difundan
pero, al mismo tiempo, quieren ser retribuidos económicamente por ella, quieren
mantener la integridad del material, quieren ser reconocidos en tanto creadores
intelectuales de su obra.
Un libro no puede ser reproducido sin autorización del autor, porque esto
significa no dar valía a la autoría de una creación. Todos sabemos, sin
embargo, que un escritor no escribe para sí mismo (aunque pueda escribir
de si mismo) sino que esta interesado en que el público acceda a las ideas,
plasmadas en su obra.
Es obvio, aunque necesario, aclarar que acceder a la obra de un autor no es
acceder a su propiedad intelectual. Si lo hiciéramos cometeríamos
plagio. ¡Palabrita no dichosa que aterra a los creadores!
El acto o práctica de difundir y acceder son caras de una misma moneda,
y ambos favorecen el desarrollo de una cultura. Si bien es cierto que un lector
no puede prescindir de los autores, y que en cambio un autor puede escribir sin
tener lectores, el autor no existiría en tanto tal sin la existencia, por lo
menos potencial, de un receptor.
Es por esto que es tan importante salvaguardar los derechos y obligaciones de
este pacto implícito. Si los autores no difunden sus obras (pensemos en
un momento en un gran amotinamiento de escritores en donde todos acuerdan
guardar sus manuscritos en los cajones) no hay acceso, por lo tanto no hay
lectores.
Y si hay acceso pero no hay respeto por la propiedad intelectual de las
obras (pensemos ahora en una asociación de envidiosos vocacionales cuyo plan es
reproducir toda obra impresa o digital) hay plagio y por lo tanto no hay
autores.
Voy a cerrar este pequeño articulo con una pregunta para mis lectores: no es
entonces la pareja escritor/lector el prototipo de toda relación basada en la
comunicación?
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