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Boletín de LibrosEnRed Nº 86
 27 de marzo de 2008
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"Lo verdadero puede, a veces, no ser verosímil. " 
Guy de Maupassant (1850-1893), escritor francés

En este número:

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"En cierta medida, Los Simpson ya son parte de la literatura universal y son un fenómeno que va más allá del género de la serie de televisión", sostuvo profesor Henry Keazor, de la Universidad de Frankfurt, en una entrevista con la página web de la Radio Televisión del Oeste de Alemania, en el marco de un festival literario alemán.

Sonará polémico, pero Keazor, especialista en pintura barroca, ni siquiera se considera una excepción dentro del ámbito de los historiadores del arte. Sostiene que sus colegas y él se interesan cada vez más en la televisión porque en ese espacio se crean muchas de las imágenes que imponen un sello en nuestra cultura cotidiana. En relación con Los Simpson en particular, justificó su interés diciendo que "hay una confrontación con el arte anterior para crear algo nuevo. El arte es siempre arte sobre el arte".

En favor de la tesis de este intelectual, puede decirse que, ciertamente, el uso de la parodia y la gran cantidad de referencias que el show pone en juego (hay citas a películas, canciones, hechos y frases célebres, personajes conocidos de la política, la música, el arte, la historia y el deporte) dan gran riqueza cultural a la serie y la vuelven muy representativa del paradigma hipertextual que preside los tiempos que corren. Los Simpson son, además, una reflexión lúcida sobre el mundo actual, con sus complejidades y sus contradicciones, que claramente excede el público infantil y que se anima a tratar temas ríspidos de la idiosincrasia estadounidense, de la iglesia, de la política y de la sexualidad.

Muchos críticos de cine y muchos espectadores y aficionados opinan que la calidad de la trama, de la elaboración de los personajes y de la factura en general de las series es hoy superior a la de los films. Los shows de señales como Sony, AXN, HBO y otras han superado, en promedio, un producto tradicionalmente tan cuidado como eran las películas. Por citar algunos ejemplos más de programas televisivos dignos de destacar, está el caso de Seinfeld, el antológico (de culto y masivo a la vez) show sobre nada; Lost, una historia que se nutrió -en su concepción al menos- de referencias a El señor de las moscas y Robinson Crusoe, o la merecedísimamente premiada Los Soprano, la historia una familia de la mafia posmoderna. 

Todo esto nos puede llevar a preguntarnos ¿dónde está el límite entre lo que es cultura y lo que no? La masividad de una obra, su grado de popularidad, ¿dice algo del valor de esa obra? Y si dice algo, ¿dice algo positivo o algo negativo sobre ella? ¿Hay algo que está ocurriendo con las series de televisión que hace que cuenten mejor historias de ficción que el cine o -tal vez, incluso- que las novelas de hoy? Los invitamos a pensar juntos nuevas preguntas, e intentar respuestas, aquí.

Hasta el próximo boletín,

Editorial LibrosEnRed


02

 

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    Perdido en las sombras     

    Santiago Burelo Ferrer

    Novelas


Perdido en las sombras, una novela introspectiva

por Fernando de la Luz


Ciento noventa y cuatro páginas se hojean rápido, pero recorrerlas de manera concienzuda, de manera lúdica y reflexiva a la vez nos lleva tiempo, porque en cada párrafo aparecen  metáforas preñadas de imágenes bellas, ideas frescas y perturbadoras propias de la niñez y de la adolescencia, y -lo más importante de todo-, porque a través de la ávida lectura de un texto que se devora con facilidad y encanto, y atrapa desde su inicio, el recorrido por el mapa de nuestra propia existencia se vuelve inevitable.

Miedo, soledad, desconcierto, angustia, frustración, todo pasa por la infantil mente de quien experimenta este proceso por primera vez y a la distancia, después de muchos años, lo recordamos y esa sensación de soledad en medio de los demás, incluso en medio de multitudes, quién no la ha experimentado; síndrome famoso de las grandes urbes, de los grandes conglomerados humanos, que en efecto, puede ser traumante, pero a la vez, ese sentimiento de soledad en medio de la multitud, finalmente, nos lleva a adoptar una actitud reflexiva, de introspección, de análisis de nuestra existencia, de donde surge nuestra personalidad, nuestro yo, nuestra identidad que paradójicamente nos acerca a los demás y nos hace diferentes, pero somos individuos.

La soledad, a la que se aferra Alfredo, está envuelta –como él dice- en dos clases de miedo: el miedo a los fantasmas, a los espectros, y el miedo absoluto a convivir con los demás, miedo a que descubran su secreto, a que penetren en su intimidad.

De prosa ágil y frases cortas, el narrador en primera persona, lo sabe todo y recordando desde la isla que se ha forjado, nos lleva por los laberintos insospechados, introspectivos, que bien podríamos darle al libro, parafraseando a Octavio Paz y sin el ánimo de plagio, ni de ser blasfemo: el título de El laberinto de la soledad; lo que Paz refiere a un pueblo, al surgimiento de una nacionalidad, al choque violento y demoledor de dos culturas, Santiago Burelo Ferrer, lo refiere al espacio de lo íntimo, de lo espiritual, cifrado en la necesidad que todos los seres humanos tenemos de ser y trascender, de entender, de preguntar, de especular y todo, para llegar a ser.

Sin ser una novela gótica, Perdido en las sombras aborda sin cortapisas el fenómeno "espectro", "fantasma" que como Alfredo lo asume, es un mito, una tradición casi atávica heredada del Viejo Continente, enriquecida con la cosmovisión de Mesoamérica que nutre las historias de todos los pueblos y ciudades de México; no hay casa abandonada o construcción ya con algunos años, que en su interior, no albergue a un fantasma, a un no viviente; seres que deambulan a nuestro lado y conviven con nosotros durante toda nuestra existencia sin que nos percatemos de ello.

 

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     Mi antigua voz


     Mariana Ramos
    
     Poesía


Toda una expresión de emociones enlazadas en la pureza del verso. Un canto abierto a la vida, al corazón, al alma, a la tierra, al encuentro con el yo interno.

Mi antigua voz es la primera recopilación de poemas de la autora, escritos entre los años 1980 y 1998. Algunos fueron escritos durante su época de estudiante universitaria; otros, posteriormente.

Sus versos tratan sobre la poesía y la palabra, sobre los interrogantes de la vida y el tiempo, sobre las huellas de la tristeza, de la soledad e incluso de lo no vivido. En palabras de la autora:

"—Siente la compañía del verso, para llenar los vacíos de tu alma... Qué mejor compañía que la de un libro, sobre todo si se trata de un libro de poesías. Qué mejor deleite para un corazón enamorado, que unos versos leídos a la luz de la luna; o un íntimo poema que da confortación al alma Seguramente habrás tenido momentos de soledad y tristeza, y te habrás cuestionado cuántas cosas de la vida.. ¿Sabes?...Yo comprendo tu tristeza, tus amores y desvelos, porque en mi alma de poeta también las he vivido. Es por eso que dichas emociones las expreso en mis versos para ti. Te invito a llevar contigo esta pequeña antología de poemas. Un libro que te acompañará siempre en cualquier momento de tu vida. Deleita tu alma y tu corazón con la lectura de estos sencillos versos, los cuales para tu comodidad, están clasificados por temas para su mejor lectura. Te aseguro que te identificarás con algunos de estos poemas, porque en ellos cantaré mi verso / y se llenará tu copa,/ de toda su embriaguez / tan dulce como el vino."

Mariana Ramos es una eterna amante del arte y la poesía. Escribió desde niña versos y relatos cortos. Identifica como sus mayores influencias en Gustavo Adolfo Bécquer y Julia de Burgos. El amor y el desamor, la soledad y la tristeza, la patria, el dolor, la ausencia, la íntima comunión y la búsqueda de la verdad y la presencia divina están presentes en sus obras.
 

El libro de regalo

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Juan Moreira

Narra las desventuras de Juan Moreira, un gaucho que huye de la Justicia luego de matar a un comerciante italiano. Para defender su vida, deberá atravesar infinidad de peligros. Según el autor, Eduardo Gutiérrez, "Moreira era como la generalidad de nuestros gauchos; dotado de un alma fuerte y un corazón generoso, pero que lanzado en las sendas nobles, por ejemplo, al frente de un regimiento de caballería, hubiera sido una gloria patria; y que empujado a la pendiente del crimen, no reconoció límites a sus instintos salvajes despertados por el odio y la saña con que se le persiguió".

Esta historia sigue la línea iniciada por el Martín Fierro. Tanto el libro como la obra de teatro y la película que llegaron después tuvieron un notable éxito.


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3. Foros
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Yoknapatawpha (el condado ficticio ideado por Faulkner); Tierra Media, sede de El Señor de los Anillos, de Tolkien; el asteroide B 612 (el hogar-planeta del Principito); Macondo (que no precisa presentación, ¿verdad?)... muchos y variados son los espacios concebidos a lo largo del tiempo -fundados a pura fantasía- por autores de todas las latitudes.

Y, sin embargo, la invención total de escenarios no es condición indispensable para el desarrollo la ficción. Cuántos autores adoptan y adoptaron lugares reales para sus historias fabuladas; cuántos incluyen en sus relatos referentes conocidos por todos y trazan itinerarios que cualquier lector fanático puede seguir.

Así, tenemos una Dublín particular, que es la contada por James Joyce. Sobre esa ciudad de papel se apoyan los recorridos de los personajes de Ulises y de Dublineses. O una determinada Londres (con epicentro en Baker Street 221B), escenario de gran parte de las pesquisas de Sherlock Holmes. O el París de Rayuela (de Julio Cortázar), tal como lo viven (cruzando los puentes de la ciudad y de su relación) los personajes de la Maga y Oliveira.

Y hay muchas más: se puede hablar de la Praga de Kafka, de la Venecia de Thomas Mann o -más acá- de Patricia Highsmith o Ian McEwan (dicho sea de paso, ¿por qué será que Venecia inspira a tantos autores a imaginar historias turbadoras y angustiantes?); la Florencia de Stendhal, la Lima de Vargas Llosa. Y detrás de todas estas historias, vamos los lectores -cuando podemos- a hacer turismo literario, a impregnarnos de lo más asible de la ficción.

A ustedes, ¿qué ciudad o región literaria les gustaría visitar? ¿Cuál han conocido ya, y cuál ha sido su experiencia allí (decepción, apatía, fascinación...)? Viajemos juntos con la imaginación aquí.
 

04



"Inglaterra pone un especial placer intelectual en jugar con lo macabro y lo terrible: el ejemplo más famoso es el Frankenstein de Mary Shelley. El patetismo y el humor de la novela victoriana dejan cierto margen para que siga actuando la imaginación «negra», «gótica», con renovado espíritu: nacen los cuentos de fantasmas, cuyos autores acaso hacen gala de un guiño irónico pero, mientras tanto, ponen sobre el tapete algo de sí mismos, una verdad interior que no aparecerá en los manierismos del género. La propensión de Dickens por lo grotesco y macabro no sólo tiene cabida en sus grandes novelas, sino también en sus producciones menores, tales como las fábulas navideñas y las historias de fantasmas. Digo producciones porque Dickens (como Balzac) programaba su trabajo con la determinación de quien actúa en un mundo industrial y comercial (y de ese modo nacen sus mejores obras) y publicaba periódicos de narrativa escritos en su mayor parte por él mismo, pero pensados para dar cabida también a las colaboraciones de sus amigos. Entre estos escritores de su círculo (que incluye al primer autor de novelas policíacas, Wilkie Collins), hay uno que tiene un puesto de relieve en la historia del género: Le Fanu, irlandés de familia protestante, primer ejemplo de «profesional» de los cuentos de fantasmas, ya que prácticamente no escribió otra cosa que historias de fantasmas y de horror. Se afirma por entonces una «especialización» en el cuento fantástico que se desarrollará ampliamente en nuestro siglo (tanto a nivel de literatura popular como de literatura de realidad, pero a menudo a caballo entre ambas). Esto no implica que Le Fanu deba considerarse como un mero artesano (lo que más tarde será Bram Stoker, el creador de Drácula), al contrario: el drama de las controversias religiosas da vida a sus cuentos, así como la imaginación popular irlandesa y una vena poética grotesca y nocturna (véase El juez Harbottle) en la que reconocemos una vez más la influencia de Hoffmann.

Lo común de todos estos autores tan distintos que he nombrado hasta aquí consiste en poner en primer plano una sugestión visual. Y no es casual. Como decía al principio, el verdadero tema del cuento fantástico del siglo XIX es la realidad de lo que se ve: creer o no creer en apariciones fantasmagóricas, vislumbrar detrás de la apariencia cotidiana otro mundo encantado o infernal. Es como si el cuento fantástico, más que cualquier otro género, estuviera destinado a entrar por los ojos, a concretarse en una sucesión de imágenes, a confiar su fuerza de comunicación al poder de crear «figuras». No es tanto la maestría en el tratamiento de la palabra o en perseguir el fulgor del pensamiento abstracto que se narra, como la evidencia de una escena compleja e insólita. El elemento «espectáculo» es esencial en la narración fantástica: no es de extrañar que el cine se haya alimentado tanto de ella."
 

*Ítalo Calvino (escritor italiano, aunque nacido en Cuba, 1923-1985). Sus principales obras —caracterizadas por la mezcla de fantasía, y especulación científica y filosófica—, son El caballero inexistente, Si una noche de invierno un viajero y El barón rampante
 
 

05


El...

      26 de marzo de 1892 falleció el poeta estadounidense Walt Whitman, llamado "el cantor de América", autor de Hojas de Hierba. Este mismo día nació, en 1911, Tennesse Williams, dramaturgo estadounidense.

      28 de marzo de 1936 nace Mario Vargas Llosa, escritor peruano, representante del boom latinoamericano y autor, entre otros libros, de Conversación en la Catedral, La ciudad y los perros, La tía Julia y el escribidor y Pantaleón y las visitadoras.

En 1942 muere -en prisión franquista, de tuberculosis y sólo con 31 años- Miguel Hernández, poeta español. Entre sus obras, se destacan El rayo que no cesa y Viento del pueblo. Poesía en la guerra. De Imagen de tu huella, extrajimos el poema II:

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
 

      31 de marzo de 1855 murió Charlotte Brontë, novelista inglesa, una de las célebres hermanas Brontë. Su primera novela, El profesor, fue rechazada por los editores y publicada después de su muerte. Sus obras más destacadas son Jane Eyre y Shirley y Villete.

      6 de abril de 1992 fallece Isaac Asimov, científico estadounidense de origen soviético, profesor y escritor.

Este día, en 1943, se publica El Principito, de Antoine de Saint-Exupery. Hasta hace poco, las condiciones de la muerte del autor no estaban claras. Sólo se sabía que había despegado el 31 de julio de 1944 de su base en la isla de Córcega para una misión de reconocimiento a bordo de un avión 'Lightning P38' (recordemos que, además de escritor, Saint-Exupery era aviador) y que no regresó nunca.

Pero, hace menos de dos semanas, el piloto alemán Horst Rippert, que ya tiene hoy 88 años, reconoció públicamente haber sido el autor de los disparos que abatieron el avión que dirigía Antoine. "Si hubiese sabido que era Saint-Exupery, no lo habría abatido jamás", aseguró Rippert. Y agregó: "En nuestra juventud todos lo leíamos y adorábamos sus libros".

      7 de abril de 1889 nace Gabriela Mistral, poetisa chilena ganadora del Premio Nobel.

      12 de abril de 1539 nace Garcilaso de la Vega, "El Inca", historiador y militar español, nacido en Cuzco. Fue el autor de los Comentarios reales, en cuya primera parte se dedica a revalorizar -frente a los ojos españoles y en lengua castellana- la herencia cultural de los incas.

      17 de abril de 1695 muere Sor Juana Inés de la Cruz.

      21 de abril de 1910 muere Mark Twain, escritor estadounidense.


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