Un antropólogo obsesionado por conocer la vivencia diaria de los antiguos pueblos andinos se encuentra durante una exploración con una aldea de otro tiempo. Allí se le permite hacer un seguimiento de la vida íntima de sus habitantes, de sus luchas interiores y sus tragedias. Pero no quieren conectarse con el mundo exterior ni emigrar a regiones desconocidas como sus antepasados.

Lautaro Peña reconoce de pronto una relación íntima con Choique y Kocinu, dos niños de la aldea que van creciendo a lo largo del relato. Ellos vivenciarán los cambios propios de la pubertad y la adultez, además de otros relacionados con las intrigas de congéneres ambiciosos y desleales, y la aspiración de integrar la codiciada caravana con destino a la gran ciudad de piedra. En esas circunstancias, se encuentran con una serie de hechos que los conectan con una historia trágica que hizo a sus antepasados emigrar hacia su tierra actual. Cometen una grave falta contra los sacerdotes y sus rituales, por lo que deberán soportar el castigo que se cierne sobre ellos.

La historia es cautivante y el lector querrá intervenir en ella para cambiar el destino de los protagonistas.