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POD: la palabra desencajonada
Laura Vazquez 10/7/2001


Si en algo coincidimos los e-editors es en que la impresión a pedido (POD) está destinada a convertirse en canal de material inédito. No es menos cierto que la edición con este sistema no sólo permitirá publicar obras anteriormente relegadas en el mercado comercial, sino que además incentivará a los autores y agentes literarios a invertir a costos considerablemente bajos.

También podemos pensar que si los conglomerados editoriales se concentran en los autores de grandes tiradas, productos seguros para consumidores globales, toda vanguardia literaria (estilos de autor) o alternatividad de género (nuevas colecciones) queda relegada por el mercado del libro.

Sin embargo, la salida emergente a esta monopolización de la oferta, la ofrece el sistema print-on-demand, que posibilita la impresión a pedido y por unidad de obras agotadas e inéditas. La impresión a pedido evita que cualquier libro con una circulación de venta "lenta" (de acuerdo a los veloces parámetros de rendimiento que impone el mercado) sea devuelto a los pocos meses por el librero a la editorial.

Este sistema permite además, que el lector no gaste energías (muchas veces sin respuesta) en buscar ese ejemplar inaccesible en el acotado circuito de librerías y en cambio se asegure su tenencia, con tan sólo encargarlo y recibirlo en su domicilio quince días más tarde.

La edición a pedido resignifica el concepto clásico de fondo editorial y esto constituye, sin duda, una ventaja tanto para los e-editors como para los editores tradicionales.

El desafío se impone también en el terreno legal y comercial, ya que el clásico derecho de autor (10%) es reemplazado por una contractualización específica del editor electrónico con el escritor.

Con el sistema de impresión a pedido (tal como lo implementa LibrosEnRed) los autores ganan proporcionalmente mucho más que en cualquier editorial tradicional. Entre el treinta y el setenta por ciento del precio de un libro es para quien lo escribió. Cualquier otra editorial sólo le deja al autor un diez por ciento de las ganancias.

También es cierto que a través de este nuevo sistema, ya puesto en funcionamiento por Libros en red, es posible "resucitar" viejos e interesantes géneros literarios, como la novela por entregas, el folletín, el relato breve, la poesía y las bibliotecas y colecciones independientes.

El derecho universal a la lectura consiste en garantizar que existan los caminos, todos los posibles, para que escribir y leer libros no constituya una utopía.

La convivencia de libros tradicionales, e-books, libros editados a pedido, archivos descargados de la red, libros gratis, etcétera constituye el ejercicio de ese derecho.

Producción, circulación y consumo con y en libertad de usos y formas. Nadie puede decir qué clase de escritor es el correcto, ni nadie sugerir cuál es el lector más legítimo.

La política editorial de Libros en Red es publicar más y mejor, es decir, nuestro enfoque está orientado hacia la pluralidad y la calidad de los productos que llegan a sus manos.

La lectura y la escritura pertenecen al terreno del arte y el placer espiritual. Y ya se sabe (o se debería saber) que en la cultura hay otros criterios además de los impuestos por el mercado. ¡A leer y a escribir entonces como se nos venga en gana!



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