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La guerra de los libros
Patricio Olivera 27/6/2001


¿La lectura tipográfica goza todavía de buena salud? ¿Los pronósticos de los apocalípticos están a punto de cumplirse? ¿El libro electrónico es una panacea o una chicana mediática? ¿Está el libro asediado por las pantallas interactivas o se trata simplemente de un fenómeno experimental y de escasa recepción? ¿Se le ha declarado la guerra al libro?

En 1900, los bibliotecarios escribían con la mayor seriedad del mundo que el automóvil iba a matar al libro porque la gente se iría al campo en lugar de leer cuando tuviera un rato libre. Las premoniciones de defunción del libro continuaron cada vez que un avance tecnológico tuvo lugar, como en el caso del cine, la televisión, los juegos electrónicos, internet. Con el advenimiento del libro electrónico, las voces del apocalipsis han vuelto a resurgir.

No obstante, esta nueva creación humana parece no amenazar el futuro de la literatura que ha salido airosa tras cada nuevo invento. El libro es un recurso simbólico que ha sobrevivido por ser un campo paralelo a las nuevas maneras de manejo de la información e independiente a todas ellas. Hay más ofertas en el campo literario sin que ello implique que un programa de escritura creativa permita realizar lo que con brillantez nos ofrecieron Borges, Arlt o Cortázar. Lamentablemente, por el momento, no hay programas que encierren musas inspiradoras.

En nuestra adolescencia, muchos de nosotros descubrimos junto a Rayuela una nueva forma de leer. Julio Cortázar en su deseo de crear una metanovela y dar mayor participación al lector inventó un hipertexto. Para Rayuela creó unidades de lectura independientes de combinación aleatoria, convirtiéndolas en puertos de atraque cuyo itinerario de navegación tienen que determinar los lectores. Además de leer había que decidir el orden en que la historia fluiría hasta nosotros.

Sin embargo, la primera experiencia como "lectores interactivos" quizás haya que buscarla en aquella famosa colección de libros preadolescentes, los entrañables y siempre presentes Elige tu propia aventura. Esta posibilidad de interacción y recorrido también la ofrece el mundo del cine con películas como El mundo según Wayne 1 y 2, de Spheeris, P. y Surjik, S. , respectivamente. La elección entre diversas opciones para los argumentos, incluidos los finales es una oferta tecnológica que se abre con la llegada de los multimedia.

La cara inversa del libro electrónico es que nos permite hacer frente al desafío más complejo de nuestra época: el exceso de información. La mejor biblioteca no sirve para nada si no está organizada de modo que permita al lector, o al investigador, hacer uso de los conocimientos a su disposición. En esencia, el mentado saber no es más que una organización de los datos, cuya particular configuración puede crear nuevas ideas y relaciones.

La edición electrónica permite presentar esos datos según un esquema muy semejante al funcionamiento de nuestra mente, hasta ahora limitado en el tiempo y en el espacio por las características de la edición sobre papel. Multimedia significa integración de lenguajes diversos (texto, sonido, imágenes, imágenes en movimiento) en su sólo soporte. Sus contenidos se estructuran en forma arbórea como hipertexto. La decisión de acceder o no a estos contenidos, múltiples en cuanto a su composición, y el orden en que se realiza corresponde al lector.

En este sentido provocan interactividad. El modelo de texto con múltiple acceso y primitivas capacidades multimedia se había divulgado mucho antes con las enciclopedias y diccionarios, que han sido los primeros productos en incorporarse a esta oferta.

Nada sin embargo, parece amenazar a la Galaxia Guttemberg. Las invocaciones a su muerte son variadas, pero siempre está viva la sombra del poder de los libros en la historia del hombre: El Capital de Marx, movió montañas sociales, las palabras de El Quijote llevan más de tres siglos dando de comer a la imaginación de seres humanos, las palabras de la Declaración de los Derechos del Hombre, cambiaron la faz del mundo en el siglo XVII. Y los vaticinios entonces, son las únicas palabras que se lleva el viento. Las palabras del libro están bien sujetas a la historia de la humanidad.



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