1. Cree en el maestro (Poe,
Maupassant,
Kipling,
Chejov) como en dios
mismo.
2. Cree que tu arte es una cima inaccesible. No sueñes con dominarla. Cuando
puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado
fuerte. Más que cualquier otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una
larga paciencia.
4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo
deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
5. No empieces a escribir sin saber desde la primera línea adónde vas. En un
cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi siempre la misma
importancia que las tres últimas.
6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba
un viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para
expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son
entre sí consonantes o asonantes.
7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a
un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él sólo tendrá un color
incomparable. Pero hay que hallarlo.
8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin
ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que
ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una
novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala. Si eres
capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del
camino.
10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu
historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño
ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo
se obtiene la vida en el cuento.
*Horacio Quiroga nació en Uruguay, en 1878, y murió en Buenos
Aires, Argentina, en 1937. Inició su obra con el género de
poesía, pero se hizo
conocido por sus magníficos
cuentos. Los títulos que más repercusión literaria alcanzaron fueron
Anaconda, Cuentos de amor, locura y muerte y Cuentos de la
selva.
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