Fahrenheit 9/11 -el documental de Michael Moore- recaudó lo que
ningún otro documental en la historia del cine. Y todo sobre la base de su crítica
incendiaria a George W. Bush, con el objetivo declarado de influenciar en las
elecciones presidenciales que se efectuarán el próximo noviembre en los Estados
Unidos.
El film toma como punto de partida la controvertida elección de George W. Bush en el año
2000. Sigue repasando las oscuras relaciones de negocios entre su padre, el ex presidente Bush, y la
familia de Osama Bin Laden, y pone luego de relieve los intereses
económicos que la guerra a Irak satisface.
El documental ganó en mayo el premio principal en el Festival de Cannes:
el Palma de Oro. Pero no todo fueron rosas. La crítica especializada acusó a
Moore de no ser un cineasta serio -"sus películas no se construyen
sobre el rigor intelectual ni cinematográfico"-; recalca que su búsqueda pasa
más por el mero impacto, que la
reflexión duradera, y hace hincapié en la falta de solidez de casi todos sus
argumentos. Las últimas películas de Moore pertenecen, según quienes se dedican
a reflexionar sobre el séptimo arte, al subgénero de los documentales de la
denuncia, caracterizados por buscar
respuestas afectivas y forzar grandes revelaciones.
Lo cierto es que
Michael Moore busca derrotar a George W. Bush más que otra cosa. Se había
propuesto sacudir la opinión pública y para lograrlo no descartó ningún recurso
ni golpe de efecto.
Citando a Moore
Al ganar el Palma de Oro, Moore se aseguró de seguir agitando las aguas:
"En Fahrenheit 9/11 [...] hablo del miedo colectivo, de la histeria de
masas que el poder logra crear para distraer a la opinión pública de los
verdaderos problemas. Como George Orwell escribió en su novela 1984, el líder de
un pueblo debe mantenerlo en un estado de temor permanente haciéndole creer que
podría ser atacado en cualquier momento, renunciando a la libertad para poder
vivir. Esos es lo que han hecho los estadounidenses en los últimos dos años y
medio."
"Quentin Tarantino [presidente del jurado del Festival de Cannes] me
susurró al oído: "Quiero que sepas que los aspectos políticos de tu película no
tienen nada que ver con el premio. En este jurado tenemos distintas opiniones
políticas, pero tú has recibido el premio porque has hecho una gran película.
Quiero que lo sepas... de director a director."
"No puedo sino expresar mi afecto y gratitud al jurado, al Festival, a Gilles
Jacob, Thierry Frémaux, Bob y Harvey de Miramax, a todo el equipo que ha
trabajado en esta película. [...] Algo me hace sospechar que con lo que habéis
hecho hoy aquí y la respuesta de todos en el festival conseguiréis que muchos
estadounidenses vean la película. No puedo dejar de agradecéroslo. Estáis
ayudando a clarificar esto; hay mucha gente que quiere la verdad y otra que
quiere esconderla en el ropero, simplemente mirar para otro lado. En una ocasión
un gran presidente republicano de EE.UU. dijo: «Si tan sólo das a la gente la
verdad, los republicanos, los estadounidenses se salvarán». [...] Dedico esta
Palma de Oro a mi hija, a los niños y niñas estadounidenses, y a Irak, y a todos
aquellos que en el mundo entero están sufriendo por nuestras acciones."
"Lo primero que quiero es que la audiencia cuando salga del cine diga que «Estas
fueron dos horas bien empleadas de mi tiempo». Hacer de esto una buena película
es más importante que la política. Si hubiera querido hacer un discurso
político, me tendría que haber hecho político. Decidí ser cineasta: me
encantan las películas."
Y se permitió más ironías:
"La película empieza con ellos [George Bush y Osama Bin Laden] maquillándose. Yo
los considero actores. De hecho, olvidé agradecer a mis actores: gracias George
Bush, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz...".
"Para los estadounidenses, "Fahrenheit 9/11" está llena de elementos nuevos,
extractos inéditos, revelaciones y temas de los que nunca se ha hablado. En los
informativos de Estados Unidos nunca hemos oído hablar a los soldados como
hablan en mi película, en televisión nunca hemos visto a los heridos ni hemos
oído hablar del dolor de las familias. Los espectadores estadounidenses se van a
dar cuenta de las mentiras que les han contado. Los abusos y humillaciones a los
detenidos iraquíes han salido en la prensa últimamente pero no se han visto
imágenes ni se ha visto a los detenidos fuera de las cárceles. Lo que ha pasado
es una auténtica vergüenza y ha sido posible desvelarlo gracias a los freelances
y a los periodistas que creen en una información completa."
Un caso de intertextualidad
El nombre de la película hace referencia al libro Fahrenheit 451 (que
representa la temperatura a la que se quema el papel en un episodio de la novela), escrito en 1953 por
Ray
Bradbury, y a los atentados del 11 de Septiembre. En el afiche de promoción
se sugiere "la temperatura a la que arde la
libertad".
El destacado escritor estadounidense consideró violados sus derechos de autor
porque Moore no le pidió permiso para emplear parte de su título: "Mi libro es conocido en todo el mundo y mi título es mi título. El lo tomó sin
permiso y le cambió el número", dijo.
"No sé qué decir. He tratado de llamarlo y disculparme", declaró a la prensa
Moore, y dijo que estaba "avergonzado".
De todas maneras, nunca mostró intención de cambiar el título.
Repercusiones nacionales e internacionales
Sin perder mucho tiempo, la compañía Walt Disney, que se negó a distribuir el documental, lanzó un film
patriótico para contrarrestar el peso
crítico de la cinta de Moore: America's Heart and Soul.
Mientras tanto, en Medio Oriente, la película ha generado gran polémica. Kuwait la prohibió, Jordania intentó cortarla, Siria aún no se ha decidido a emitirla, los críticos saudíes la han condenado. Moore
"ignoró 30 años de invasiones para dar muestras de poder, villas masacradas por
armas químicas... millones de cuerpos y fosas comunes. No tenía derecho a
ocultar la verdad completa", señaló el periodista saudí Reem al-Saleh,
refiriéndose al régimen de Hussein.
En Emiratos Árabes Unidos, el ministro de Información pidió ver la película
antes que nadie y recién después la aprobó.
En Cuba, según reportó la prensa, el documental tuvo gran audiencia: se
dice que fue vista por millones de personas. Es claro: un discurso tan contrario
a George W. Bush no podía menos que tener éxito. Fue muy bien recibido por las autoridades de la isla, quienes procuraron de inmediato que la mayor cantidad de gente
pudiese ver sus imágenes de denuncia.
El aviso oficial con que el Gobierno llamó a ver Fahrenheit 9/11 afirmaba
que se mostraría "una mordaz y documentada crítica al gobierno de Bush, sus
falaces argumentos para desatar la guerra en Irak, las relaciones del presidente
norteamericano con Osama Bin Laden, el bochornoso papel de los medios de
comunicación y otros importantes temas de la realidad política norteamericana".
Por si quedaban dudas.