Libro M. La visita de un ángel que cambió mi vida

M. LA VISITA DE UN ÁNGEL QUE CAMBIÓ MI VIDA

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Acerca del libro M. LA VISITA DE UN ÁNGEL QUE CAMBIÓ MI VIDA

Si usted va por la vida en forma vertiginosa, rápida y de pronto se le aparece un ser celestial... ¿que haría? ¿Está preparado para ello?

En este libro, el narrador nos cuenta una experiencia íntima acerca de este tipo de contacto. Una noche fría de invierno, en plena Cordillera de los Andes, es el escenario donde comienza esta fascinante historia. Su narrador la describe así: "Repentinamente, una sombra, como una luz oscura, pasó por entre los matorrales que estaban en la subida. Me detuve en un descanso y por un momento tuve la sensación de ser observado. También noté que ya no hacía frío y tuve como un pequeño dialogo mental con otro ser. "No temas", me dijo. Miré a los costados para ver si había alguien. "¿Quién eres?", pregunté mentalmente. Pasó un rato y una figura luminosa empezó a tomar forma desde los arbustos; venía hacia mí con lentitud, como flotando livianamente, lo que producía un efecto de fundido entre las hojas de los arbustos y su forma. Era de un color amarillo oro brillante, parecía un hermoso ángel de gran tamaño y en el ambiente había una sensación de quietud, inundado por un profundo aroma a flores. "No temas", reiteró, "soy tu ángel". "No puede ser, eso es imposible" respondí, no sé si en voz alta o solo alcancé a balbucear. "Además ¿eres parecido a mí?". "Sí", me respondió, "y tú eres como yo". "No, no, tú eres de color amarillo", corregí. "Y tú también", contestó. "No lo creo", agregué confundido, "yo tengo el pelo negro y soy de tez blanca". "Pero eres interiormente de eso que ustedes llaman color amarillo", me dijo. "Tú también eres amarillo", repetí, "pero no tienes cuerpo". "Sí, así somos". "¿Qué quieres decir con que así somos?", le dije, con la sensación de que me estaba inundando el miedo y sentí ganas de correr hasta la cabaña y meterme en la cama lo más pronto posible. "Somos todos iguales", dijo con una voz que emanaba tranquilidad y paz. "¿Quiénes todos?", pregunté con más temor aún. "Los duplicados de los seres humanos." "¿Acaso quieres decir que eres como un doble mío?, ¿y que todos aquí tenemos otro igual... allá... de dónde tú provienes?" "Ustedes están allí, en esa dimensión donde tú estas y otros estamos acá, siempre dobles". "¿Y para qué?", le pregunté, "para qué sirve que estemos duplicados?". "Para asegurar y continuar el ciclo de la evolución", me contestó con una mirada penetrante.



Hace un tiempito hablábamos de los seudónimos, esos nombres de fantasía que los autores eligen, por distintos motivos, para enmascarar su identidad...