Es una historia de amores y desamores, de mitos, leyendas y fantasías, que tiene como telón de fondo el camino de Santiago, el camino de las estrellas, entre Roncesvalles y Fisterra. Pero en este entrelazado de amores y fantasías en el que el hombre convive con dioses, santos y demonios, el camino es más que un simple telón de fondo: es protagonista. Leer este libro antes de hacer el camino despertará y avivará los disfrutes del viaje.

Un profesor de Santiago de Compostela, entrado en los cuarenta, decide alejarse de su ciudad y de su familia para hacer un camino de vuelta en soledad; para hacer el camino de Santiago, el camino de las estrellas. Necesitaba analizar y recomponer su vida, que se había ido deteriorando en la rutina. En Roncesvalles, el azar tuerce todos sus planes. El camino ya no será el que había previsto: será otro, un camino de amores y desamores, de mitos, de leyendas y de fantasías, donde lo real y lo irreal, el tiempo y la ausencia de tiempo se entremezclan como si siguiesen las mismas reglas de juego.

A lo largo del viaje, los protagonistas entran y salen de la realidad y de la irrealidad sin brusquedad alguna, como si el tiempo fuese solo uno y no una monótona sucesión de momentos. En el transcurso del relato, los paisajes, los cielos, los ríos, los pájaros, los bosques, los montes, los puentes y las fuentes aparecen, se mueven y desaparecen como un coro griego sin el que la tragedia sería algo imposible.

El autor hizo el camino seis veces, siempre a pie. Por eso los paisajes, los olores y los sonidos que pinta y describe le resultarán fácilmente reconocibles al caminante avisado. Lo demás es fantasía.