Cada persona tiene sus propios motivos para conmoverse y diferentes maneras de expresar sus sentimientos, generalmente determinados por las propias vivencias, la formación recibida en la niñez, el ambiente social y las características de su temperamento.

Existen, sin embargo, motivaciones frecuentes y generales como el amor en sus diversas manifestaciones: filial, paternal o maternal, el que se profesa por la pareja, por los amigos, por los ideales o el romanticismo en sí; incluso las que son producto de una decepción amorosa o la partida de un ser querido.

¿Quién no ha ofrecido o recibido una serenata; o leído, escrito o enviado un poema? Los motivos son muy variados, pero el efecto generalmente es positivo. Canciones y versos son vehículos usuales para dar a conocer al otro nuestras ideas y nuestros sentimientos, pero también para cultivar el espíritu y despertar nuevos sentimientos e, incluso, nuevos proyectos de vida.

Quien lee, comprende y siente un poema no vuelve a ser el mismo. A esa transformación invita este libro.