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Boletín de LibrosEnRed Nº 71
 21 de diciembre de 2006
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"Un hombre que no ha leído a Homero es como un hombre que no ha visto el mar.
Hay algo grande de lo que no tiene idea."
Walter Bagehot (1826-1877), periodista inglés

En este número:

01


Pocas situaciones hay tan placenteras, entretenidas e hipnóticas como que nos cuenten un cuento. Y no nos referimos al autor de un libro, que en su escritorio misterioso escribe o tipea una historia para que sea leída en un futuro por alguien a su vez misterioso para él; ni a lo que el director de una película nos muestra cuando la pantalla dispara imágenes que siguen un guión. No. Nos referimos a que literalmente nos cuenten una historia, a que nos hagan llegar a nuestros oídos, unas tras otras, las palabras que secuencialmente irán produciendo, dentro de nosotros, el encantamiento de ser los escuchas privilegiados de una transmisión directa y personalizada de textos de ficción y no ficción

¿Será un resabio de nuestra infancia, de esa época en que nuestros familiares nos dormían con historias para niños? ¿Será que cargamos con este anhelo de oralidad porque por milenios y milenios nuestra cultural fue exclusivamente hablada? No sabemos el origen de nuestra inclinación a lo verbal, pero es evidente que su hechizo no pierde efecto. Y así, a través del tiempo, la tecnología se las ha ingeniado para generar soportes que permitieran grabar lecturas e interpretaciones de textos para su posterior reproducción. Antes eran la cinta de casete o el disco compacto, y hoy están en formato mp3: son los audiolibros.

LibrosEnRed no pudo resistirse a esta nueva variante para transmitir cuentos, historias y saberes. Y es por eso que hoy, ya cerrando el año, lanzamos el nuevo formato de audiolibros en nuestro sitio. En este boletín, les presentamos los siguientes textos para escuchar:

De autores contemporáneos:

De autores clásicos:

Algunos de estos audiolibros tienen precio, pero la mayoría -como corresponde a esta época del año- va de regalo. Todos a su disposición para contarle historias y ficciones directamente a usted, al oído, en los enlaces respectivos.


El Acertijo de este mes
:

G. Inés Colli Mc Garry, de Córdoba, República Argentina, resultó ganadora del Acertijo pasado. ¡Felicitaciones!

Aquí vamos con el enigma de esta vez:

Hay ciudades que ya han pasado a la inmortalidad literaria. Quedaron fijadas, para los lectores, tal como las retrató en su momento aquel escritor que logró capturar su aura particular.

¿Qué ciudad recorrería, si quisiera seguir los pasos del moderno Ulises de Joyce? ¿Cuál, si decidiera jugar a los detectives, como el entrañable Sherlock Holmes? Y ¿adónde iría para reconocer el escenario de muchas obras de Kafka? ¿Por dónde caminan una y otra vez, en Rayuela, de Cortázar, la Maga y el protagonista?

La primera semana de enero le daremos una nueva pista, en esta página.

Participe por dos libros digitales.
Recuerde que si se anima a ensayar una respuesta debe escribirnos a nuestro formulario de mensajes.
 


Felices fiestas para todos y excelente comienzo de año 2007,


Editorial LibrosEnRed



02

 
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     Vencer en la ruleta. Winning at Roulette


     Mario Sebastián Teresano
    
     Hogar, Entretenimiento y Tiempo libre


Este curso tiene no una sino dos ventajas imperdibles. ¿La primera y primordial? Le enseñará cómo ganar en la ruleta. 

La ventaja fundamental del Vencer en la Ruleta (Curso online) es que, además de aprender cómo ganar en la ruleta, aprenderá cómo optimizar el resultado de cualquier sistema que desee utilizar, es decir, que podrá mejorar los resultados de cualquier estrategia de juego. El curso contiene las técnicas utilizadas para adaptar los sistemas y una variedad de estrategias donde pueden ser aplicadas. Para complementar la obra, también encontrará una serie de consejos a tener en cuenta a la hora de aplicar las técnicas aprendidas, incluyendo el correcto manejo del capital. En conclusión, un curso completo, sencillo y fácil de aprender que no requiere para el lector, tener que leer un centenar de páginas para aprender como jugar para ganar.

Vencer en la ruleta: Edición bilingüe.

Puede encontrar las últimas novedades sobre la ruleta y el mundo de los casinos en la web personal del autor: www.losmejorescasinosenlinea.com.

This course has not one, but two advantages you can't miss. The first and main one? It will teach you how to win in the roulette.

The main advantage of the Winning at Roulette (Online Course) is that besides of learning on how to win in the roulette, you will learn how to optimize the result of any system you choose to use, this means, you can improve the results in any game strategy. This course contains the techniques used to adapt the systems and a variety of strategies where you can use them. To make this work more attractive, you will also find some tips to consider when it comes to apply the learned techniques, including the proper handling of your cash. In conclusion, a complete course, simple and easy to learn that does not require the reader to go over hundreds of pages to learn  how to play to win.

Winning at Roulette: Bilingual Edition.

You can find the latest news on the roulette and the casino's world in the author's personal web: www.losmejorescasinosenlinea.com.

Ver un fragmento del libro
 

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     Sueños imposibles

     Iyael Cendán

     Literatura Romántica


La mayor victoria del comunismo en Cuba ha sido la de anular el deseo y matar las pasiones. Con mentiras se puede construir toda una nación, un pueblo, una ideología y escribir uno miles de libros.

Varios autores han tratado el tema de Cuba en sus obras y con éxito de ventas. Así Amir Valle, Pedro Juan Gutiérrez, Zoe Valdés. No obstante, existe un punto común entre los libros que hasta ahora se han escrito: mayormente, se ha tratado el aspecto material de Cuba, la escasez económica y, sobre todo, los conflictos políticos.
 
Algo diferente a esto es lo que propone Sueños imposibles, una novela con gran material biográfico que narra los conflictos, desengaños y sueños de un joven escritor que avanza por la vida tratando de no perder la fe, inserto en una sociedad que se degrada y a diario pierde los valores humanos esenciales.

Sueños imposibles nos revela con fuerza las crudezas emocionales vividas en La Habana de hoy, mientras desarrolla reflexiones alígeras y sagaces sobre el amor, el patriotismo y la esperanza. Una verdadera epopeya de sentimientos.

Iyael Cendán (La Habana, 1982) es pintor, escritor y periodista autodidacta. Graduado de los talleres de narrativa "Salvador Redonet" y "Carlos Montenegro", del laboratorio de Escritura Creativa Enrique Labrador Ruiz y del taller literario "Juana Borrero", la mayoría de su obra permanece inédita.

Ha trabajado como Jefe de Automatización en el Archivo Nacional de Cuba. También se desempeñó como editor, guionista de teatro, profesor de literatura, redactor y coordinador editorial de la revista digital Cubanow.net. Cuentos suyos han sido publicados en revistas de México y Brasil. Tiene en su haber dos novelas escritas. Sueños imposibles es su primera novela publicada.

Ver un fragmento de esta novela.
 

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     La revolución triunfante: memorias del General de División Guillermo Rubio               Navarrete

     General de División Guillermo Rubio Navarrete

     Historia

Una manera alternativa e interesante de ver el triunfo de la Revolución Mexicana. A través de los capítulos de las memorias del General de División Guillermo Rubio Navarrete -participante activo en el ejército federal-, el lector conocerá los motivos que llevaron al asesinato de Madero, será espectador de acciones militares desde el campo de batalla, se involucrará en la política interior y exterior de la República Mexicana de la época y será testigo de la influencia decisiva que países movidos por intereses económicos tuvieron en el triunfo de la revolución.
 
En esta obra histórica, que tan solo representa el punto de vista del autor, usted presenciará cómo muchas de las prácticas políticas continúan siendo vigentes, al grado que resulta imposible dejar de compararlas con las que se desarrollan en el mundo actual.

La encargada de recopilar estas memorias es familiar del General: "Nací en La Habana Cuba, mis padres fueron Agustín Rubio Navarrete (Ingeniero Civil y Coronel del Estado Mayor Presidencial) y Ana María Anza y Anza. Estudié en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y actualmente me dedico a mi familia y en mis tiempos libres a leer, escuchar música y viajar. Soy sobrina del general Guillermo Rubio Navarrete, quien antes de morir me pidió que hiciera públicas sus memorias, por lo cual desde hace años me he dedicado a su compilación y edición."
 

El clásico de regalo

"Yerma no tiene argumento: es el desarrollo de un carácter", declaró García Lorca al presentar su obra. Se trata de la evolución de la protagonista, Yerma, quien descubre a lo largo del drama aquello que tanto teme: no puede tener hijos.

Lorca combina en esta pieza, de forma magistral, la religiosidad pagana del pueblo andaluz, la tradición lírica del teatro clásico español (mediante las canciones), la antigua tragedia griega (a través del coro de lavanderas) y la tradición bíblica (presente en el trabajo de Juan, los manzanos, las manchas de fuego). Agrega, además, una serie de símbolos de la naturaleza que aportan una fuerte carga erótica, como principio generador de la vida.

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     Colección: Teatro

 


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3. Foros
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Hay quienes sienten que, en las fiestas (y parafraseando a Borges), no nos une el amor sino el espanto. Es que la obligación social de festejar Navidad y Año Nuevo con la familia propia o la política, la imposición de comprar regalos para todos o de enviar felicidades a nuestros contactos, sumadas al cansancio acumulado a lo largo de los meses pasados, pueden llevarnos al borde del colapso. Dicen, incluso, los psicólogos que las consultas suelen aumentar para esta época porque las fiestas ponen de relieve ausencias, reactualizan conflictos y manifiestan desencuentros. 

Pero no para todos es así. También están los que disfrutan de la reunión navideña, o de Noche Vieja, con los seres queridos y para quienes los últimos días del año no son sinónimo de un balance algo decepcionante, sino de la fresca renovación que los embarga ante la perspectiva de comenzar un año nuevo, todo para estrenar.

Usted, ¿cómo vive las fiestas? ¿Tiene que esforzarse para encontrar entusiasmo en los festejos o naturalmente participa de todo con alegría? ¿Cuál sería su festejo ideal?

Mientras esperamos su opinión en el enlace de más abajo, lo invitamos a leer el cuento de un forista en torno al tópico que nos tocó esta vez: el cuento es Tuser. Cuento de Navidad.

Lo invitamos a participar en este tema

 

4. Observaciones sobre la novela contemporánea en España. Primera parte, por Benito Pérez Galdós*
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Con motivo de los Proverbios, de don Ventura Ruiz Aguilera. Año: 1870.

CAUSAS QUE HAN IMPEDIDO EL DESARROLLO DE LA NOVELA ESPAÑOLA

El gran defecto de la mayor parte de nuestros novelistas es el haber utilizado elementos extraños, convencionales, impuestos por la moda, prescindiendo por completo de los que la sociedad nacional y coetánea les ofrece con extraordinaria abundancia. Por eso no tenemos novela; la mayor parte de las obras que con pretensiones de tales alimentan la curiosidad insaciable de un público frívolo en demasía, tienen una vida efímera, determinada sólo por la primera lectura de unos cuantos millares de personas, que únicamente buscan en el libro una distracción fugaz o un pasajero deleite. Es imposible que en país alguno ni en ninguna época se haga un ensayo más triste y de peor éxito, que el que los españoles hacen de algunos años a esta parte para tener novelas. En vano algunos editores diligentes han acometido la empresa con ardor, empleando en ella todos los recursos de la industria librera; en vano las revistas y las publicaciones periódicas más acreditadas han tratado de estimular a la juventud prefiriendo algunas obras muy débiles de escritores nuestros, a las extranjeras, relativamente muy buenas; en vano la Academia ofrece un premio pecuniario y honorífico a una buena novela de costumbres. Todo es inútil. Los editores han inundado el país de un fárrago de obrillas, notables sólo por los colorines de sus lujosas cubiertas; la prensa tiene que recurrir de nuevo a su sistema de traducciones, y raras veces llega al recinto de la Academia un manuscrito de mediano precio, pudiendo asegurarse que no pecan de severos los inmortales de la calle de Valverde al escatimar el premio mayor con una prudencia casi sistemática.

Este fenómeno es singular, atendiendo a lo que la poesía lírica ha producido en este siglo y al brillante período del teatro contemporáneo. Pero tal vez se encuentre una explicación satisfactoria fijándose en la especialísima índole de la novela de costumbres, y relacionándola con nuestro carácter y nuestra educación literaria.

Las personas dadas a la investigación explican esto diciendo: los españoles somos poco observadores, y carecemos, por tanto, de la principal virtud para la creación de la novela moderna. La fantasía andaluza y castellana, que ha creado la más rica poesía popular que existe en la civilización cristiana, la literatura mística, y el gran teatro del siglo XVII, es completamente incapaz para el caso. Hemos hecho algo en la novela romántica, que ya está mandada recoger, y en la legendaria y maravillosa, cuyo prestigio desciende ya notablemente; pero la novela de verdad y de caracteres, espejo fiel de la sociedad en que vivimos, nos está vedada. El lirismo nos corroe, digámoslo así, como un mal crónico e interno, que ya casi forma parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores que no sabemos descender de las regiones del más sublime extravío, y, en literatura como en política, nos vamos por esas nubes montados en nuestros hipogrifos, como si no estuviéramos en el siglo XIX y en un rincón de esta vieja Europa, que ya se va aficionando mucho a la realidad.

Cierto es esto; somos unos idealistas desaforados, y más nos agrada imaginar que observar. Bien se está viendo que no hay gente menos práctica en toda especie de asuntos que esta buena gente española, que tanto ha dado que hacer al mundo en tiempos lejanos, y en las letras no es en donde menos se reneja esta disposición especial de nuestros espíritus. Sin embargo, puede asegurarse que en este punto la citada disposición es más bien accidental, hija sin duda de condiciones del tiempo, que innata y característica. Examinando la facultad de observación en nuestros escritores, veremos que Cervantes, la más grande personalidad producida por esta tierra, la poseía en tan alto grado, que de seguro no se hallará en antiguos ni en modernos quien le aventaje, ni aun le iguale. Y en otra manifestación del arte, ¿qué fue Velázquez sino el más grande de los observadores, el pintor que mejor ha visto y ha expresado mejor la Naturaleza? La aptitud existe en nuestra raza; pero, sin duda, esta degeneración lamentable en que vivimos, nos la eclipsa y sofoca. Hay que buscar la causa del abatimiento de las letras y de la pobreza de nuestra novela en las condiciones externas con que nos vemos afectados, en el modo de ser de esta sociedad, tal vez en el decaimiento del espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no nos han dado punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz; al contrario de la literatura heroica y patriotera, no se cría sino en los períodos de serenidad, y en nuestros tiempos rara es la pluma que no se ejercita en las contiendas políticas. No se espere hoy de los grandes ingenios otra cosa que diatribas muy bellas. Hay además el gran inconveniente de las circunstancias tristísimas de la literatura considerada como profesión. Domina en nuestros pobres literatos un pesimismo horrible. Hablarles de escribir obras serias y concienzudas, de puro interés literario, es hablarles del otro mundo; todos ellos andan a salto de mata, de periódico en periódico, en busca del necesario sustento, que encuentran rara vez; y la mayor recompensa y el mejor término de sus fatigas es penetrar en una oficina, panteón de toda gloria española. Todos reposan su cabeza cargada de laureles sobre un expediente, y el infeliz que no acepta esta solución y se empeña en ser literato a secas, viviendo de su pluma, bien podría ser canonizado como uno de los más dignos mártires que han probado las amarguras de la vida en este valle de lágrimas.

Entre tanto, por más que digan, aquí se lee mucho, y se lee de todo: política, literatura, poesía, artes, ciencias y, sobre todo, novela. Pero esta gente que lee, estos españoles que gustan de comprar una novela y la devoran de cabo a rabo, estimando de todo corazón al ingenio que tal cosa produjo, se abastece en un mercado especial. El pedido de este lector especialísimo es lo que determina la índole de la novela. El la pide a su gusto, la ensaya, da el patrón y la medida, y es preciso servirle. Aquí tenemos explicado el fenómeno, es decir, la sustitución de la novela nacional de pura observación, por esa obra convencional y sin carácter, género que cultiva cualquiera, peste nacida en Francia, y que se ha difundido con la penosa rapidez de todos los males contagiosos. El público ha dicho: "Quiero traidores pálidos y de mirada siniestra, modistas angelicales, meretrices con aureola, duquesas averiadas, jorobados románticos, adulterios, extremos de amor y odio", y le han dado todo esto. Se lo han dado sin esfuerzo, porque estas máquinas se forjan con asombrosa facilidad por cualquiera que haya leído una novela de Dumas y otra de Soulié. El escritor no se molesta en hacer otra cosa mejor, porque sabe que no se la han de pagar; y ésta es la causa única de que no tengamos novela. El género literario en que se ocupan con algún resultado nuestros desdichados literatos, y el que sostiene algunas pequeñas industrias editoriales, es el de la novela de impresiones y movimiento, cuya lectura ejerce una influencia tan marcada en la juventud del día, reflejándose en nuestra educación y dejando en nosotros una huella que tal vez dura toda la vida.

La verdad es que existe un mundo de novela. En todas las imaginaciones hay el recuerdo, la visión de una sociedad que hemos conocido en nuestras lecturas; y tan familiarizados estamos con ese mundo imaginario que se nos presenta casi siempre con todo el color y la fijeza de la realidad, por más que las innumerables figuras que lo constituyen no hayan existido jamás en la vida, ni los sucesos tengan semejanza ninguna con los que ocurren normalmente entre nosotros. Así es que, cuando vemos un acontecimiento extraordinariamente anómalo y singular, decimos que parece cosa de novela; y cuando tropezamos con algún individuo extremadamente raro, le llamamos héroe de novela, y nos reímos de él porque se nos presenta con toda la extrañeza e inusitada forma con que le hemos visto en aquellos extravagantes libros. En cambio, cuando leemos las admirables obras de arte que produjo Cervantes y hoy hace Carlos Dickens, decimos: "¡Qué verdadero es esto! Parece cosa de la vida. Tal o cual personaje parece que lo hemos conocido." Los apasionados de Velázquez se han familiarizado de tal modo con los seres creados por aquel grande artista, que creen haberlos conocido y tratado, y se les antoja que van Esopo, Menipo y el Bobo de Coria andando por esas calles, mano a mano con todo el mundo."

CONTINUARÁ, en próximas ediciones, el alegato galdosiano en favor de la novela realista

*Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1843. Desde niño fue aficionado a la música, al dibujo y a la literatura.

Sus primeras obras revelan una marcada influencia romántica. Pero su creación posterior responde claramente al realismo. Sostenía que la literatura debía describir la vida y los procesos sociales de su tiempo histórico. La fuente de inspiración para "los temas" de la novela debía encontrarse, recomendaba, en la clase media urbana y sus problemáticas: el progreso social, los dilemas morales, la modificación de las costumbres.

El corazón de su obra se divide en los Episodios nacionales (historización novelada del siglo XIX español) y la serie Novelas contemporáneas (en la que se incluyen las más célebres: Marianela, Misericordia, Fortunata y Jacinta, Nazarín). Escribió además artículos, narrativa breve y obras dramáticas. Muchos críticos lo presentan como el mayor novelista español después de Cervantes.

 

05


1. Usted ha desarrollado una exitosa carrera académica a partir de su título como historiador especialista en Asia oriental. ¿Cómo fue que pasó a la ficción?

En realidad, aunque acabo de comenzar mi carrera como novelista, empecé a escribir mucho antes de convertirme en historiador. Con esta novela pretendía unir mis dos grandes pasiones. No es una novela histórica ya que no narra hechos del pasado, pero tiene cierto valor histórico porque pretende reflejar hasta cierto punto el contexto social de una época sin tener que estar constreñida por los personajes o acontecimientos políticos de ese momento.

2. ¿Qué libros de la tradición oriental le gustan a usted? ¿Qué autores tiene como referente?

Mi obra favorita es sin duda Heike Monogatari. En mi opinión, es la mayor épica samurái que jamás se haya escrito. Taiko, de Eiji Yoshikawa, también es una gran obra, aunque no tiene el encanto de haber sido escrita en tiempos medievales. De las obras japonesas la lista es larga: Musashi, Hagakure, Genji Monogatari, etc. De otros países asiáticos me quedaría con el Mahabharata (India), Sueño en el Pabellón Rojo y el Romance de los Tres Reinos (de China), y El Año del Dragón Negro (Corea). Dado que la autoría de las obras clásicas es en algunos casos objeto de debate, prefiero no hablar de autores, sino de las obras que me animaron a escribir esta historia.

3. ¿Qué personajes históricos lo seducen, de la tradición oriental o no? ¿Cuáles le parece que han dejado más vigente su pensamiento o su mensaje de lo que se esperaba en su momento?

Al igual que en lo que se refiere a obras literarias, la lista es considerable. Los últimos mil años en Asia y en el mundo no podrían explicarse sin la figura del gran conquistador mongol Genghis Khan. Sin embargo, no cabe duda de que Siddhārtha Gautama, Lao Zi, Confucio, Mencio y Zhu Xi fueron los pensadores más importantes de Asia.

Particularmente tengo cierta debilidad por los héroes: los rivales Kato Kiyomasa y Konishi Yukinaga en Japón, Yi Sun-sin en Corea o Subotai en Mongolia.

Si tuviera que escoger a algún personaje histórico, elegiría a Confucio. Aunque su filosofía hoy pueda parecer conservadora y e incluso reaccionaria, en su momento fue tan revolucionaria como el marxismo. Para Confucio el linaje no era lo importante, sino el esfuerzo y la superación personal. Sólo los más cualificados debían gobernar. Fueron sus ideas las que llevaron al establecimiento de exámenes en China para escoger a los funcionarios más capacitados. Este sistema pasaría al mundo occidental en el siglo XVIII, donde esos puestos todavía estaban determinados en gran parte por el linaje. Uno de los personajes centrales de mi obra, Zasuro, pretende cambiar el mundo que le rodea inspirándose en esta filosofía, ya que Japón había adoptado ciertas ideas confucianas, pero continuaba siendo una sociedad jerarquizada y de carácter hereditario.

4. ¿En qué es distinta la serie El Círculo de Jade Negro de otras novelas de samuráis?

Casi todas las novelas modernas sobre el Japón feudal que he leído ofrecen una visión demasiado romántica de los samuráis y normalmente están plagadas de tópicos. Esto es especialmente cierto entre los autores occidentales, que acentúan algunos aspectos característicos de la cultura japonesa de una manera desproporcionada. No considero que sea algo negativo, ya que son escritos de ficción, pero difiere bastante del enfoque de mi obra.

En El Círculo de Jade Negro intento ofrecer una visión más realista y cruda de la época. No todos los samuráis son honorables, ni todos los monjes enigmáticos. De hecho el protagonista no es un samurái, sino un ronin cuyo modo de vida es el bandidaje y la guerra. Podría decirse que El Círculo de Jade Negro estaría más cerca de Taiko que de Shogun, aunque sea muy diferente de ambas.

5. Si pudiera elegir, ¿preferiría que Ronin fuera llevada al cine, a audiolibro o que se convirtiera en cómic?

Las tres opciones me gustan. Sin embargo, siendo realista, creo que Ronin sería muy costosa de llevar a la gran pantalla por ser una historia épica, de grandes batallas y con un vestuario bastante complejo. Probablemente el formato más adecuado sería el cómic, ya que se trata de una novela bastante visual y llena de acción que, de hecho, también posee cierta influencia del cine y del cómic.

6. ¿Cuáles son sus próximos proyectos editoriales? ¿Tiene pensado un nuevo libro?

Actualmente estoy trabajando en la segunda parte de Ronin, que se titularía Los Hijos de la Guerra. En esta entrega no sólo quiero continuar con la historia sino también adentrarme en el turbio pasado de los personajes.

También estoy trabajando en un relato histórico, que bien pudiera convertirse en novela, sobre las aventuras de un soldado castellano en el Japón del siglo XVI.
 

*José Daniel Cuadros Jiménez es el autor de El círculo de jade negro. Ronin. Se licenció en Historia por la Universidad de Granada y en Estudios de Asia Oriental, por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde el comienzo de su carrera universitaria se interesó por los estudios japoneses, y llegó a obtener una posición como estudiante de intercambio en Skidmore College, Nueva York, donde profundizó en sus investigaciones sobre el Japón medieval.

En septiembre de 2005 ha sido premiado con una beca de la fundación La Caixa para realizar estudios de postgrado en Estados Unidos. Tras ser admitido en la Universidad de Columbia, Nueva York, planea iniciar su tesis sobre las guerras civiles japonesas (1467-1615), con el objetivo de convertirse en el primer historiador español especializado en ese período.

 

05


El...   
    
      |  16 de diciembre de 1928 nace Philip Kendred Dick, en la ciudad estadounidense de Chicago. Su niñez parece haber sido algo difícil: su hermana gemela murió al poco tiempo de que ambos nacieran; los padres se separaron pasados algunos años y era asmático.

De adolescente comenzó a leer y a escribir ciencia ficción, práctica que llevó prolíficamente a cabo toda su vida. Se casó 5 veces.

Se dice que una de las mayores virtudes de Dick es que produjo ciencia ficción seria y accesible para el gran público. Fue poco reconocido antes de su muerte, y más tenido en cuenta fuera de Estados Unidos, en Europa, que dentro. Dick ya había muerto cuando la adaptación al cine de varias de sus novelas lo volvió verdaderamente popular.

Sus obras se caracterizan por incluir frecuentemente situaciones en las que los seres queridos de los protagonistas (o incluso ellos mismos) son -muchas veces sin saberlo- robots, alienígenas, seres sobrenaturales, espías a quienes les han lavado el cerebro, o que sufren alucinaciones.

En 1963, ganó el premio Hugo por El hombre en el castillo. Otras obras muy conocidas son ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?), que inspiró la película Blade Runner, de 1968, y La transmigración de Timothy Archer, de 1982.

En el siguiente texto, que compartimos con ustedes, Dick se ocupa de una vieja comparación del mundo de las letras -la comparación entre la novela y el relato- y sobre la ciencia ficción:

"La diferencia entre un relato corto y una novela reside en lo siguiente: un relato corto puede tratar de un crimen; una novela trata del criminal, y los hechos derivan de una estructura psicológica que, si el escritor conoce su oficio, habrá descrito previamente. Por consiguiente, la diferencia entre un relato corto y una novela no es muy grande; por ejemplo, La larga marcha, de William Styron, se ha publicado ahora como "novela corta", cuando fue publicada por primera vez en Discovery como "relato largo". Esto significa que si lo leen en Discovery están leyendo un relato, pero si compran la edición de bolsillo van a leer una novela. Con eso basta.

Las novelas cumplen una condición que no se encuentra en los relatos cortos: el requisito de que el lector simpatice o se familiarice hasta tal punto con el protagonista que se sienta impulsado a creer que haría lo mismo en sus circunstancias... o, en el caso de la narrativa escapista, que le gustaría hacer lo mismo. En un relato no es necesario crear tal identificación, pues 1) no hay espacio suficiente para proporcionar tantos datos y 2) como se pone el énfasis en los hechos, y no en el autor de los mismos, carece realmente de importancia -dentro de unos límites razonables, por supuesto- quién es el criminal. En un relato, se conoce a los protagonistas por sus actos; en una novela sucede al revés; se describe a los personajes y después hacen algo muy personal, derivado de su naturaleza individual. Podemos afirmar que los sucesos de una novela son únicos, no se encuentran en otras obras; sin embargo, los mismos hechos acaecen una y otra vez en los relatos hasta que, por fin, se establece un código cifrado entre el lector y el autor. No estoy seguro de que esto sea especialmente negativo.

Además, una novela -en particular una novela de ciencia ficción- crea todo un mundo, aderezado con toda clase de detalles insignificantes..., insignificantes, quizá, para describir los personajes de la novela, pero vitales para que el lector complete su comprensión de todo ese mundo ficticio. En un relato, por otra parte, usted se siente transportado a otro mundo cuando los melodramas se le vienen encima desde todas las paredes de la habitación... como describió una vez Ray Bradbury. Este solo hecho catapulta el relato hacia la ciencia ficción.

Un relato de ciencia ficción exige una premisa inicial que le desligue por completo de nuestro mundo actual. Toda buena narrativa ha de llevar a cabo esta ruptura, tanto en la lectura como en la escritura. Hay que describir un mundo ficticio totalmente. Sin embargo, un escritor de ciencia ficción se halla sometido a una presión más intensa que en obras como, por ejemplo, Paul's Case o Big Blonde, dos variedades de la narrativa general que siempre permanecerán con nosotros.

En los relatos de ciencia ficción se describen hechos de ciencia ficción; en las novelas de este tema se describen mundos. Los relatos de esta colección describen cadenas de acontecimientos. El nudo central de los relatos es una crisis, una situación límite en la que el autor involucra a sus personajes, hasta tal extremo que no parece existir solución. Y luego, por lo general, les proporciona una salida. Sin embargo, los acontecimientos de una novela están tan enraizados en la personalidad del protagonista que, para sacarlo de sus apuros, debería volver atrás y reescribir su personaje. Esta necesidad no se encuentra en un relato, sobre todo cuanto más breves sea (relatos largos como Muerte en Venecia, de Thomas Mann, o la obra de Styron antes comentada son, en realidad, novelas cortas). De todo esto se deduce por qué los escritores de ciencia ficción pueden escribir cuentos pero no novelas, o novelas pero no cuentos; todo puede ocurrir en un cuento; el autor adapta sus personajes al tema central. El cuento es mucho menos restrictivo que una novela, en términos de acontecimientos. Cuando un escritor acomete una novela, ésta empieza poco a poco a encarcelarlo, a restarle libertad; sus propios personajes se rebelan y hacen lo que les apetece... no lo que a él le gustaría que hicieran. En ello reside la solidez de una novela, por una parte, y su debilidad, por otra."

          
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