Este mes de septiembre lo dedicamos en
facebook a mostrar cómo pintores de diferentes épocas han retratado el acto de leer.
Así van apareciendo escenas diversas:
lecturas solitarias y privadas, en espacios casi robados a lo social;
lecturas en voz alta y para otros;
lecturas de trabajo, aprendizaje o estudio; lecturas que hacen suponer intensos
momentos de disfrute o, cuanto menos, de descanso.
Hasta el momento, no encontramos escenas de lectura actuales y en ningún caso (incluso en las imágenes que todavía no hemos compartido) aparece un libro digital.
¿Es porque hoy leemos menos que antes? Nada de eso, dicen los especialistas: ahora leemos más.
Una nota reciente del diario español
El País resume los puntos de vista actuales sobre el tema. Con elocuente detalle, el comienzo del artículo
"El futuro de la lectura" argumenta en favor de que cada vez leemos más:
Leemos todos los días. A todas horas. Inconscientemente. La información nutricional de la caja de cereales, las señales de tráfico, la factura de la electricidad, las vallas publicitarias. Conscientemente. Una novela de Jonathan Franzen, el periódico, el muro de Facebook, los resultados de una búsqueda en Google. Somos más lectores que nunca. Pero desde hace tiempo utilizamos esa vieja palabra, leer, para nombrar un acto que está en transición. Que no es lo que era. La lectura está cambiando y, con ella, nosotros, los lectores.
¿En qué consisten concrectamente estos cambios?
¿Qué se espera del libro y la lectura en los tiempos que vienen? Esto es lo que vislumbran los especialistas:
- Que
el libro podrá ser editado casi ilimitadamente y por distintas personas: el editor podrá corregir erratas; los autores autores, agregar material; los lectores, introducir comentarios. No más el libro petrificado, listo para siempre.
- Que la
lectura será más social: más comentada, apuntada, debatida, subrayada (recordemos que muchos dispositivos electrónicos de lectura, así como las propuestas de lectura "en la nube" -es decir, sin descargar nada- permiten todo tipo de marcas en los textos que se van leyendo).
- Que
la lectura será multimodal: que incluya elementos muy diversos, como letras, imágenes, enlaces, videos, que complementen el material primero.
- Que
la lectura será más dispersa, como naturalmente ocurre cuando tenemos tantas opciones disponibles de navegación, y tan rápido, al mismo tiempo.
Y aquí es donde empiezan los miedos, bastante reales, como por ejemplo el temor a que se pierda la lectura profunda y nos quedemos solo en la superficie; a que no estemos preparados para evaluar críticamente la sobreabundancia de información que se nos ofrece; a que no podamos seleccionar los mejores contenidos o a que no podamos entender textos complejos y densos.
Entonces, si es cuestión de comparar, la conclusión es que leemos más: en cantidad y en variedad. Pero menos profundo y con menor habilidad crítica. El cambio ya está aquí y es irreversible, no vale la pena lamentarse ni ponerse pesimistas. Lo que hay que ver es cómo se aprovechan los nuevos recursos con más beneficio para todos, para que como sociedad (o humanidad) podamos potenciar nuestras mejores capacidades y lograr una mejor convivencia entre todos.
Los esperamos con
comentarios aquí. Y
no se pierdan la serie de escenas de lectura en
facebook.
Hasta el próximo boletín,