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Bolet�n de LibrosEnRed N� 135
26 de abril de 2012
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"La vida de la gente es suficientemente interesante si consigues captarla tal cual es: mon�tona, sencilla, incre�ble, insondable".
Alice Munro (n. 1931), narradora canadiense
1. Editorial
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Inspirados en el pr�ximo feriado del D�a Internacional del Trabajador, celebrado el 1º de Mayo en casi todos los pa�ses, esta vez recordamos los cuentos o novelas que tomaron el trabajo como una circunstancia definitoria en los destinos vitales de sus personajes.

Ese es el caso de Bartleby, el escribiente, ese empleado desquiciante descrito por Herman Melville, que se dedicaba a copiar documentos y a declarar, cada vez con mayor frecuencia y creciente absurdo (y sin ning�n tipo de explicaci�n -con lo que mov�a a total irritaci�n tanto a su empleador como a nosotros, los lectores-), que hab�a algunas tareas que "preferir�a" no hacer... y punto: esa era toda la informaci�n que Bartleby se encontraba dispuesto a brindar. El trabajo aparece caracterizado, a veces, como espacio de emergencia de personajes ex�ticos; de encuentro y socializaci�n con los otros, los raros.

Pero, también, se presenta el trabajo asociado a la pasi�n. Como, siguiendo con los escribidores a sueldo, el talentoso pero intratable Pedro Camacho: "boliviano y artista" (en la autodescripci�n del propio personaje); de "seriedad funeral" (en palabras del narrador). Pedro Camacho era el encargado de todos los radioteatros de la Radio Central de Lima, Per�, en la novela La T�a Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. Y tan en serio se tomaba su trabajo, tan obsesivo era en sus creaciones, que terminaba sucumbiendo de agotamiento mental y f�sico, mezclando disparadamente los distintos hilos narrativos de sus distintas radionovelas... y fracasando con rotundidad.

Y, además, el trabajo como sufrimiento, como aplacamiento del potencial personal. El paradigma: los personajes de Roberto Arlt, que se angustian por la falta de dinero: esos que esperan evadir el injusto sistema y dar el "batacazo" (inventar, por ejemplo, la rosa de cobre; una alquimia para enriquecerse de un d�a al otro). Y Roberto Artl mismo, resentido con su destino de escritor profesional, por encargo; de autor que no pod�a, como otros, permitirse la literatura como �nica ocupaci�n. En el famoso pr�logo a Los lanzallamas (ese en el que habla de su ficci�n como un "cross a la mand�bula" y de sus cr�ticos como "eunucos que bufan"), lo dice claramente: "Orgullosamente afirmo que escribir, para m�, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo".

De esta variante hay otras caras posibles. El trabajo como rutina, como organismo que deglute la energ�a de los seres humanos. Así aparece tanto en el libro que regalamos abajo, El capote, de Gogol, y en Cuentos de la oficina, de Roberto Mariani, en cuyo relato "Balada de la oficina", es la oficina (personificada), quien tiene la palabra. E indica a su empleado:

"Ahora vete contento. Has cumplido con tu Deber. Ve a tu casa. No te detengas en el camino. Hay que ser serio, honesto, sin vicios. Y vuelve ma�ana, y todos los d�as durante 25 a�os; durante los 9.125 d�as que llegues a m�, yo te abrir� mi seno de madre; despu�s, si no te has muerto t�sico, te dar� la jubilaci�n. Entonces, gozar�s del sol, y al d�a siguiente te morir�s. �Pero habr�s cumplido con tu Deber!".

La otra dimensión muy explorada del trabajo como sufrimiento es, finalmente, ya no individual, sino social: el trabajo como explotaci�n, y la literatura, como denuncia: el caso de Redoble por rancas, de Manuel Scorza, o Los due�os de la tierra, de David Vi�as.

Estas facetas son algunas de las que emergen cuando la literatura cuenta sobre las actividades laborales o vocacionales necesarias para la supervivencia. �Qu� otros libros recuerdan que presenten el trabajo como tema? Y �qu� aspecto destacan? Lo conversamos en el blog.


Hasta el pr�ximo bolet�n,

LibrosEnRed

2. Recomendados
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Selkie de Javier Montes G�mez

El eco de las voces del pasado nos traslada, a trav�s de la voz de distintos narradores, a las apasionantes historias de amor de los personajes. Voces que evocan a los habitantes de la m�tica ciudad de Yuste desde los a�os de la rep�blica hasta nuestros d�as.

La capacidad de un escultor para los detalles a la hora de tallar la fisonom�a humana deja indiferente a su esposa, descontenta por sus constantes devaneos amorosos con las modelos. Antonio Pereira, el escultor, comparaba a su esposa, Aldara, con una Selkie, enigm�tica e introvertida. �l estaba convencido de que alg�n d�a recuperar�a su piel de foca y lo abandonar�a para siempre sumergi�ndose en las torrenciales aguas del Cuacos.

El pintor Ignacio Arau se enfrenta al lienzo m�s dif�cil de su vida, mientras su joven esposa, Minerva, posa para �l en medio de un bosque en el cual la figura se funde con la espesura y no se distingue d�nde terminan sus cabellos y d�nde comienza la frondosidad del bosque. Sus muslos son un esbozo del tronco de dos gruesos robles; los brazos, un enjambre de ramas que se retuercen entre mara�as de hojas.

Su hija, Irene Arau, ha heredado el talento de su padre para la pintura. Irene pinta una torre olvid�ndose de c�mo la ven sus ojos. Jugando con planos abstractos, Irene se saca de la manga una ciudad mud�jar en la que confluyen dos tradiciones art�sticas, la isl�mica y la cristiana.

Javier Montes G�mez (Orense, 1968) es dise�ador e interiorista y gerente de Kubika Interiores. Tambi�n es autor de las novelas Las �ltimas luces de Chandrexa (2005), novela de corte polic�aco, un juego de falsas apariencias y medias verdades que terminan por desvelar una sola verdad �ltima, y El refugio de Vegaba�o (2008), narraci�n envolvente y torrencial, soberbiamente escrita, que abre un nuevo camino en la trayectoria literaria de su autor.

Visite la p�gina del autor en http://www.javiermontes.com. Y no deje de bajarse el cap�tulo de regalo (la historia de Antonio Pereira) aqu�.

El libro está disponible en e-book y papel.

Enigmas de la creaci�n de Edwin Valdivieso

El ser humano ha sido proyectado con su alma-personalidad a este plano terrenal hasta que su purificaci�n final no necesite m�s de un cuerpo material.

La energ�a del pensamiento afecta nuestro sistema y nuestro entorno; tanto es as� que los grandes maestros nos dicen que somos lo que pensamos. Las leyes de la creaci�n son arm�nicas con las energ�as del pensamiento. Estas atraen o alejan la paz y el amor de nuestro interior; pueden crear o destruir nuestra propia armon�a interna. Los contrarios son parte de la herencia de la imaginaci�n y las leyes que debemos comprender para el mejor existir. Debemos conocerlos y elegir lo que es beneficioso. Aquel que escoge el mal, lo negativo, sufre sus consecuencias. La creaci�n solo es amable con todo lo que se armoniza con ella, pero no distingue a la hora de destruir. Su pasi�n por crear nunca se llena por completo y a todo pone un l�mite de existir. Todo sucumbe para dar paso a una nueva creaci�n.

Edwin Valdivieso es inventor, escritor y comerciante. Durante 25 a�os, estuvo al frente de una empresa familiar. Se form� como autodidacta con estudios en misticismo y metaf�sica. Es autor adem�s de Por la pluma del ave y la flor seca.

Obtenga un cap�tulo de regalo aqu�.

Libro disponible en e-book y versi�n impresa.

El cl�sico de regalo
El capote de Nicol�s Gogol

Retomando el tema del trabajo en la literatura, el cl�sico relato de Gogol sobre un funcionario aplicado y gris que atraviesa una peripecia tanto tr�gica como c�mica a causa de la obsesi�n por su abrigo: un capote.

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3. Efem�rides

El...

...29 de abril de 1936 nace Alejandra Pizarnik, poeta argentina. En la d�cada del 60 vivi� en Par�s, donde se vincul� con Julio Cort�zar y Octavio Paz. Estudi� pintura y trabaj� como traductora, aunque siempre volvi� a la escritura. De regreso en Buenos Aires, se suicid� en 1972, a los 36 a�os.

Aqu� compartimos algunas muestras de su particular poes�a, tan atenta a los significados del lenguaje:

"Buscar"

No es un verbo sino un v�rtigo. No indica acci�n. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.


Y dos poemas m�s, entre los muchos que ha escrito, sobre lo no decible, lo inefable para las "palabras de este mundo", que -igualmente- ella supo contar tan bien.(los dos poemas carecen de t�tulo):

me he empavorecido, me he engrisado,
me he atardecido,
mi lengua no sabe.


O:

explicar con palabras de este mundo
que parti� de m� un barco llev�ndome



...3 de mayo de 1469 nace Nicol�s Maquiavelo, escritor e historiador florentino, autor del influyente tratado El pr�ncipe (aqu�, de regalo).

...8 de mayo de 1880 muere el escritor franc�s Gustave Flaubert, famoso por su obra Madame Bovary (1857) que gener� un esc�ndalo en su �poca.

...9 de mayo de 1883 nace Jos� Ortega y Gasset, escritor y fil�sofo espa�ol.

...10 de mayo de 1843 nace Benito P�rez Gald�s, escritor espa�ol, uno de los m�ximos autores del realismo espa�ol.

...14 de mayo de 1935 nace el poeta salvadore�o Roque Dalton. Entre sus obras, principalmente poes�a de denuncia social, se destaca Taberna y otros lugares (1969). Tambi�n escribi� novelas y ensayos. El Congreso de El Salvador lo declar� Poeta Merit�simo.

...16 de mayo de 1918 nace Juan Rulfo, escritor mexicano, autor de pocas, pero muy reconocidas obras, como Pedro P�ramo.

...20 de mayo de 1799 nace el escritor franc�s Honor� de Balzac, autor de la Comedia Humana, donde describe a la sociedad de Francia desde la Revoluci�n hasta 1848. Tambi�n escribi� novelas costumbristas, filos�ficas y anal�ticas.

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