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"El que quiere interesar a los
demás tiene que provocarlos."
Salvador Dalí (1904-1989),
pintor español
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En
este número:
1. Editorial: Religión y literatura,
vínculos en tensión
2. Recomendados de los géneros
ensayo, novela y poesía
Y, como siempre, el clásico de regalo
3. Consignas para los foros: ¿Puede la
literatura hablar de todo?
Quienes escriben ¿se animan a redactar instrucciones al modo
cortazariano?
4. "Consejos a los jóvenes literatos",
de Charles
Baudelaire
5. Entrevista al autor de Lucrecia y la rata
6. En Efemérides, fragmento de un
relato digno de su autor,
Macedonio Fernández
7. Direcciones para
encontrarnos
8. Suscripciones
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Cuando un libro resulta un fenómeno de ventas, genera una onda
expansiva en el mercado editorial. Apenas unos meses
después del boom, empiezan a publicarse títulos que
amplían o explican el tema en cuestión. Surgen así volúmenes
pretendidamente históricos, que aseguran situar en contexto los
hechos relatados. Se lanzan enciclopedias que ordenan los
personajes y los lugares creados por el libro. Se recopilan
ilustraciones inspiradas en la historia o se escribe la
biografía oculta de su autor.
También aparecen
libros que polemizan con el texto original, muchos de
los cuales ponen sobre la mesa debates que exceden el ámbito
exclusivamente literario. Tal es el caso de Harry
Potter: el bien o el mal, de la escritora alemana -y
católica devota- Gabriele Kuby.
La tesis del libro retoma
la evaluación que el Papa Benedicto XVI
hizo de la saga Potter
en 2003, cuando todavía era el cardenal
Joseph Ratzinger. Según
cartas que se transcriben, sostuvo entonces que estos libros seducían a los jóvenes
lectores de manera subliminal y que distorsionaban "la cristiandad
en el alma" antes de que pueda desarrollarse.
Hace pocos días,
el Opus Dei de Roma difundió un comunicado de
prensa con motivo del próximo estreno de El código da
Vinci. Después de denunciar que el film ofrece una
imagen distorsionada de la Iglesia, alienta a los fieles a
responder de forma "serena y constructiva", limitándose a
difundir las buenas acciones o iniciativas que la
institución promueve. Los firmantes aseguran no buscar
polémica ni boicot (recordemos que las críticas
vaticanas al libro, en el momento de lanzamiento, no
lograron más que darle una extraordinaria publicidad) y
terminan pidiendo con énfasis, a los responsables de la
edición final de la película, que omitan las menciones
ofensivas a los católicos.
En este tipo de
enfrentamientos parece inevitable pensar que ambas partes
tienen un poco de razón. Porque hay dos valores en juego: el de la libertad creativa o de
expresión y el del respeto a los cultos de otros, y por eso el tema
es complejo. Creemos que es una buena idea analizarlo a
fondo y entre todos: lo invitamos sumarse al debate en el
foro de opinión.
Vamos al Acertijo:
¡Sí! Se trataba de
Kafka, como la mayoría de los
participantes supusieron. Aquí presentamos el acertijo de hoy:
En una entrevista publicada recientemente, un escritor
respondió lo que sigue a la pregunta de cómo será la
novela del futuro:
"Quiero contestarle con algo que dejó escrito
Bolaño:
'Entonces ¿qué es una escritura de calidad? Pues lo que
siempre ha sido:
saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al
vacío,
saber que la literatura básicamente es un oficio
peligroso.
Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo
sin fondo,
y al otro las caras que uno quiere, las sonrientes caras
que uno quiere,
y los libros, y los amigos y la comida'."
¿Quién fue?
Si imagina por quién preguntamos, ingrese la respuesta
en
nuestro formulario de consultas.
Si tiene dudas, espere la próxima pista el
lunes 6 de marzo,
aquí.
Estará participando por dos ejemplares digitales a
su elección.
Hasta el mes que viene,
Editorial
LibrosEnRed
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Lucrecia y la rata
Antonio Pavón
(lea
la entrevista
a fondo aquí)
Novelas
En Las Hilandarias, un pueblo de Andalucía occidental,
Lucrecia y la Rata Gris miden sus fuerzas en un combate
singular. Otros personajes (Tomasa, Alfonso
"Jardincito", el Muecas, Isco, la Filósofa...) que toman
partido por una de las dos protagonistas, participan por
acción, omisión o contemplación en el desarrollo de esta
historia cuyo desenlace, trágico, como no podía ser
menos, está cantado. Lucrecia y la rata es el fruto de
la experiencia vital (en la que se incluyen, por
supuesto, las lecturas) del autor. No es una obra
paródica ni satírica sino una reflexión bienhumorada
sobre el ser humano, contada en clave de fábula.
Antonio Pavón se licenció en Filología Moderna,
pero -como cuenta en la entrevista- con el tiempo
abandonó el mundo académico para volcarse a la enseñanza
de una lengua extranjera y, sobre todo, a escribir. En el ámbito literario, ha publicado
poemas y relatos en revistas locales.
La salud. Cómo recuperarla y cómo
conservarla
Jesús Escamilla
Ciencias de la Salud
Exposición científica sobre el método curativo
desarrollado, y empleado con éxito, por el autor. La obra
da unas breves ideas sobre el origen del ser humano y de
su anatomía. Partiendo de estas premisas, explora de forma
científica y con razonamientos claros las formas de vida,
sus posibles enfermedades y el modo de evitarlas, así
como, si ya se han instaurado, el tratamiento adecuado
para su curación completa.
El tratamiento de características naturistas ya ha
demostrado ser sencillo, de fácil comprensión y de
resultados espectaculares aún en los casos más difíciles.
Se trata de un manual claro y accesible, útil tanto
para especialistas como para lectores sin preparación
específica, que sólo pretendan cuidar mejor de su salud.
El autor, que es ingeniero químico, estudió Medicina y se
especializó en naturopatía. Siguió sus estudios en el
instituto, de inspiración y origen alemanes, "Heil
Practiker". En el año 1990, abandonó por completo
sus trabajos como ingeniero químico y abrió consulta como
médico naturista, saber gracias al cual logró curaciones
brillantes en casos particularmente difíciles. En la
actualidad está jubilado y se dedica a compartir sus
conocimientos.
Papíroz
Nicolás Kouzouyan
Poesía
Papíroz es la piel que ha envuelto a Nicolas Kouzouyan en los siete años que recorren sus páginas.
Es una obra cautivante y totalmente explosiva, que
condensa y sintetiza todo el torbellino de
emociones que ha perseguido al autor y que lo ha llevado
a convertir cielo e infierno en versos de fácil acceso.
Olvidó tabúes, exorcizó a todos los demonios que lo han
abrumado desde siempre y exaltó el poder de la palabra,
de la poesía como filosofía de vida (y de muerte), como
herramienta de cambio (interno y externo) y como radical
respuesta a todo lo que nos rodea.
Se trata de una escritura con sello propio. Pero, a
pesar de que el mismo autor se considera ajeno a la
poesía contemporánea, se pueden leer entre sus versos
las huellas de ciertos grandes poetas y escritores del
siglo XX como Juan Carlos Onetti, Alejandra Pizarnik,
Federico García Lorca, Silvia Plath y hasta el propio
Charles Bukowski. Nada queda sin decirse. Nada sin
mostrarse. Kouzouyan dispara dardos venenosos hacia todo
lo que le parece que está mal, destruyendo todo lo que
le fue establecido y rehaciéndose caprichosamente una y
otra vez, abusando de la soledad y viviendo en silencios
de asfixiante locura, mientras el ritmo alucinante de
las palabras se manifiesta a través de la crítica
corrosiva, la ironía y la confesión absoluta.
Nacido en Montevideo en
1980, Nicolás Kouzouyan ha publicado sus primeros versos en
la colección Letras de Babel, que se imprimió en Uruguay, en
2004.
El clásico de regalo
En busca del sol poniente,
de
Lovecraft, es un relato
alucinado y una de las pocas narraciones largas del
influyente autor de literatura fantástica.
Colección:
Relatos
¿Usted
también escribe? Poesía, ensayo, novelas...
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FORO DE OPINIÓN
Las críticas de la Iglesia a
Harry Potter o al Código da Vinci y la reacción
musulmana ante la publicación de las caricaturas de
Mahoma, pueden pensarse como la misma problemática. El eje
del debate parece ser: la literatura (o el arte en
general), ¿puede hablar
impunemente sobre todo? La religión, por su parte, ¿tiene
derecho a censurar expresiones culturales? ¿Qué opinan
ustedes?
Clic aquí para ingresar al Foro de
opinión
FORO DE ESCRITORES
No pecaremos de originales. Pecaremos de plagiarios. Debemos
reconocer que la consigna de hoy puede resultar bastante trillada.
Pero es que es el mes de Cortázar (el 12 se cumplieron 22 años de
su muerte; desde estos días hasta el 23 de abril, se
realizará en Madrid un conjunto de eventos centrados en su figura)
y se trata de una consigna estimulante y muy atractiva para
cumplir: redactar instrucciones al modo cortazariano.
¿Recuerdan esos textos, las instrucciones para dar cuerda un
reloj, para cantar, para subir las escaleras? Por las dudas,
traemos uno a colación, el que enseña a llorar:
"Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera
correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no
ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su
paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario
consiste en una contracción general del rostro y un sonido
espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al
final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se
suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación
hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber
contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en
un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho
de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el
llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos
con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga
del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del
cuarto. Duración media del llanto, tres minutos."
Esperamos sus instrucciones.
Clic aquí para ingresar al Foro de
escritores
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4. Consejos a los
jóvenes literatos (Charles Baudelaire*) |
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"Los preceptos que se van a leer son fruto de la experiencia;
la experiencia implica una cierta suma de
equivocaciones; y como cada cual las ha cometido –todas o poco
menos-, espero que mi experiencia será verificada por la de
cada cual.
I - DE LA
SUERTE Y DE LA MALA SUERTE EN LOS COMIENZOS
Los jóvenes escritores que hablando de un colega novel dicen
con acento matizado de envidia: "¡Ha comenzado bien, ha tenido
una suerte loca!", no reflexionan que todo comienzo está
siempre precedido y es el resultado de otros veinte comienzos
que no se conocen.
...creo más bien que el éxito es, en una proporción
aritmética o geométrica, según la fuerza del escritor, el
resultado de éxitos anteriores, a menudo invisibles a
simple vista. Hay una lenta agregación de éxitos moleculares;
pero generaciones espontáneas y milagrosas jamás.
Los que dicen: "Yo tengo mala suerte" son los que todavía no
han tenido suficientes éxitos y lo ignoran.
II - DE LOS SALARIOS
Por hermosa que sea una casa es ante todo -y antes de que su
belleza quede demostrada- tantos metros de frente por tantos
de fondo. De igual modo la literatura, que es la materia
más inapreciable, es ante todo una serie de columnas escritas;
y el arquitecto literario, cuyo sólo nombre no es una
probabilidad de beneficio, debe vender a cualquier precio.
Hay jóvenes que dicen: "Ya que esto vale tan poco, ¿para qué
tomarse tanto trabajo?". Hubieran podido entregar trabajo del
mejor; y en ese caso sólo hubieran sido estafados por la
necesidad actual, por la ley de la naturaleza; pero se han
estafado a sí mismos. Mal pagados, hubieran podido honrarse
con ello; mal pagados, se han deshonrado.
Resumo todo lo que podría escribir sobre este asunto en esta
máxima suprema, que entrego a la meditación de todos los
filósofos, de todos los historiadores y de todos los hombres
de negocios: "¡Sólo es con los buenos sentimientos con los que
se llega a la fortuna!"
Los que dicen: "¡Para qué devanarse los sesos por tan poco!"
son los mismos que más tarde quieren vender sus libros a
doscientos francos el pliego, y rechazados, vuelven al día
siguiente a ofrecerlo con cien francos de pérdida.
El hombre razonable es el que dice: "Yo creo que esto vale
tanto, porque tengo genio; pero si hay que hacer algunas
concesiones, las haré, para tener el honor de ser de los
vuestros".
III - DE LAS SIMPATÍAS Y DE LAS ANTIPATÍAS
En amor como en literatura, las simpatías son involuntarias;
no obstante, necesitan ser verificadas, y la razón tiene
ulteriormente su parte.
Las verdaderas simpatías son excelentes, pues son dos en uno;
las falsas son detestables, pues no hacen más que uno, menos
la indiferencia primitiva, que vale más que el odio,
consecuencia necesaria del engaño y de la desilusión.
Por eso yo admiro y admito la camaradería, siempre que esté
fundada en relaciones esenciales de razón y de temperamento.
Entonces es una de las santas manifestaciones de la
naturaleza, una de las numerosas aplicaciones de ese proverbio
sagrado: la unión hace la fuerza.
La misma ley de franqueza y de ingenuidad debe regir las
antipatías. Sin embargo, hay gentes que se fabrican así odios
como admiraciones, aturdidamente. Y esto es algo muy
imprudente; es hacerse de un enemigo, sin beneficio ni
provecho. Un golpe fallido no deja por eso de herir al menos
en el corazón al rival a quien se le destinaba, sin contar que
puede herir a derecha e izquierda a alguno de los testigos del
combate.
Un día, durante una lección de esgrima, vino a molestarme un
acreedor; yo lo perseguí por la escalera, a golpes de florete.
Cuando volví, el maestro de armas, un gigante pacífico que me
hubiera tirado al suelo de un soplido, me dijo: "¡Cómo prodiga
usted su antipatía! ¡Un poeta! ¡Un filósofo! ¡Ah, que no se
diga!". Yo había perdido el tiempo de dos asaltos, estaba
sofocado, avergonzado y despreciado por un hombre más, el
acreedor, a quien no había podido hacer gran cosa.
En efecto, el odio es un licor precioso, un veneno más caro
que el de los Borgia, pues está hecho con nuestra sangre,
nuestra salud, nuestro sueño ¡y los dos tercios de nuestro
amor! ¡Hay que guardarlo avaramente!
IV - DEL VAPULEO
El vapuleo no debe practicarse más que contra los secuaces del
error. Si somos fuertes, nos perdemos atacando a un hombre
fuerte; aunque disintamos en algunos puntos, él será siempre
de los nuestros en ciertas ocasiones.
Hay dos métodos de vapuleo: en línea curva y en línea recta,
que es el camino más corto. (...) La línea curva divierte a la
galería, pero no la instruye.
La línea recta consiste en decir: "El señor X... es un hombre
deshonesto y además un imbécil; cosa que voy a probar" -¡y a
probarla!-; primero..., segundo..., tercero... etc. Recomiendo
este método a quienes tengan fe en la razón y buenos puños.
Un vapuleo fallido es un accidente deplorable, es una flecha
que vuelve al punto de partida, o al menos, que nos desgarra
la mano al partir; una bala cuyo rebote puede matarnos.
V - DE LOS MÉTODOS DE COMPOSICIÓN
Hoy por hoy hay que producir mucho, de modo que hay que andar
de prisa; de modo que hay que apresurarse lentamente; pues es
menester que todos los golpes lleguen y que ni un solo toque
sea inútil.
Para escribir rápido, hay que haber pensado mucho; haber
llevado consigo un tema en el paseo, en el baño, en el
restaurante, y casi en casa de la querida. (...)
Cubrir una tela no es cargarla de colores, es esbozar de modo
liviano, disponer las masas en tono ligero y transparentes. La
tela debe estar cubierta -en espíritu- en el momento en que el
escritor toma la pluma para escribir el título.
Se dice que Balzac ennegrece sus manuscritos y sus pruebas de
manera fantástica y desordenada. Una novela pasa entonces por
una serie de génesis, en los que se dispersa, no sólo la
unidad de la frase, sino también la de la obra. Sin duda es
este mal método el que da a menudo a su estilo ese no se qué
de difuso, de atropellado y de embrollado, que es el único
defecto de ese gran historiador.
VI - DEL TRABAJO DIARIO Y DE LA INSPIRACIÓN
(...)
Una alimentación muy sustanciosa, pero regular, es la única
cosa necesaria para los escritores fecundos. Decididamente,
la inspiración es hermana del trabajo cotidiano. Estos dos
contrarios no se excluyen en absoluto, como todos los
contrarios que constituyen la naturaleza. La inspiración
obedece, como el hombre, como la digestión, como el sueño.
(...) Si se consiente en vivir en una contemplación tenaz de
la obra futura, el trabajo diario servirá a la inspiración,
como una escritura legible sirve para aclarar el pensamiento,
y como el pensamiento calmo y poderoso sirve para escribir
legiblemente, pues ya pasó el tiempo de la mala letra.
VII - DE LA POESÍA
En cuanto a los que se entregan o se han entregado con éxito a
la poesía, yo les aconsejo que no la abandonen jamás. La
poesía es una de las artes que más reportan; pero es una
especie de colocación cuyos intereses sólo se cobran tarde; en
compensación, muy crecidos.
Desafío a los envidiosos a que me citen buenos versos que
hayan arruinado a un editor.
(...) ¿Por lo demás, qué tiene de sorprendente, puesto que
todo hombre sano puede pasarse dos días sin comer, pero nunca
sin poesía?
El arte que satisface la necesidad más imperiosa será siempre
el más honrado.
VIII - DE LOS ACREEDORES
(...) Que el desorden haya acompañado a veces al genio, lo
único que prueba es que el genio es terriblemente fuerte; por
desgracia, para muchos jóvenes, ese título expresaba no un
accidente, sino una necesidad.
Yo dudo mucho que Goethe haya tenido acreedores (...). No
tengan acreedores jamás; a lo sumo, hagan como si los
tuvieran, que es todo lo que puedo permitirles.
IX - DE LAS QUERIDAS
Si quiero acatar la ley de los contrastes, que gobierna el
orden moral y el orden físico, me veo obligado a ubicar entre
las mujeres peligrosas para los hombres de letras, a la mujer
honesta, a la literata y a la actriz; la mujer honesta, porque
pertenece necesariamente a dos hombres y es un mediocre pábulo
para el alma despótica de un poeta; la literata, porque es un
hombre fallido; la actriz, porque está barnizada de literatura
y habla en "argot"; en fin, porque no es una mujer en toda la
acepción de la palabra, ya que el público le resulta algo más
preciosos que el amor.
(...) Porque todos los verdaderos literatos sienten horror por
la literatura en determinados momentos, por eso, yo no admito
para ellos -almas libres y orgullosas, espíritus fatigados que
siempre necesitan reposar al séptimo día-, más que dos clases
posibles de mujeres: las bobas o las mujerzuelas, la olla
casera o el amor.
-Hermanos, ¿hay necesidad de exponer las razones?
15 de abril de 1846
*Charles Baudelaire fue poeta, crítico y traductor
(Francia, 1821-1867). Se lo tiene por uno de los autores más
influyentes del siglo XIX. Recibió el apodo de poeta
maldito por su vida bohemia y plena de excesos.
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1. Usted es licenciado en
Filología Moderna. ¿Cómo ha influido esta formación académica
en su escritura? ¿Qué diferencia encuentra entre estas dos
maneras de aproximarse a la literatura?
Mi formación académica me ha proporcionado un conocimiento
formal de la literatura, que para todo escritor es necesario.
Pero pronto me percaté de que ni mis intereses ni mis
inclinaciones iban por ahí (esta fue la razón de que me
inclinase por la enseñanza del francés y no de la lengua y de
la literatura española, como en un principio había previsto).
De
la literatura me atrae más el aspecto creativo que el
académico. Este segundo aspecto, a mi juicio, se circunscribe
a un ámbito limitado, mientras que el primero engloba o puede
englobar prácticamente todo (la literatura como creación, como
conocimiento, como forma de estar en el mundo, como terapia,
como pasatiempo, como vía de escape... incluso como oficio).
Resumiendo, la literatura, en tanto que metáfora de la
existencia, es algo vivo y ese es el sentido fundamental
que tiene para mí.
2. Por su trayectoria como escritor,
parece haber cultivado siempre las formas breves de la
literatura: relatos, poemas. ¿Por qué elige estos géneros?
Es cierto que he cultivado estos dos géneros, pero también la
novela. De hecho, tengo escritas varias, aunque la única que
he publicado hasta ahora ha sido
Lucrecia y la rata.
No
hay por mi parte una elección deliberada de tal o cual forma
literaria. Empecé escribiendo poesía, pero pronto escribí
también cuentos, diarios. Incluso mi primera novela data de
fecha temprana (se titula Con todo mi amor y la
presenté en su día a un premio literario). Según mi
experiencia, cada impulso creador (o cada respuesta creativa)
viene acompañada de su propia forma. A veces se trata de un
verso que revolotea, entonces se escribe un poema. Otras surge
la prosa, casi podría decir, por sí sola.
3. ¿Qué escritores le gustan? ¿De qué
autores ha aprendido recursos del oficio?
A lo largo de mi vida he leído y admirado a muchos autores. A
Pío Baroja, durante mi juventud, por ejemplo. Podría
citar a muchos novelistas del siglo XIX y principios del XX:
Flaubert,
Stendhal, Clarín, Pardo Bazán,
Varela, Eça de Queirós,
Tolstoi,
Dostoievski, etc. No
tengo ningún autor fetiche y de cada uno de los que he
nombrado (y de otros que se han quedado en el tintero) podría
alegar una buena serie de razones que avalase mi elección. No
vale la pena, creo.
Como me suelo interesar por un autor o tema por rachas,
confesaré que últimamente leo novela negra, sobre todo
anglosajona y además escrita en su mayor parte por mujeres
(Ruth Rendell o Barbara Vine, Minette Walters, Donna Leon,
Patricia Cornwell, entre otras). Pero no quiero irme
completamente por las ramas y voy a citar a dos escritores que
considero dos grandes maestros. Uno de ellos es Octavio Paz
en su vertiente de ensayista. El otro es Juan Ramón Jiménez;
para mí uno de los poetas más grandes en lengua española. En
Lucrecia y la rata le rindo
un modesto homenaje, cuando la Rata Gris, ebria de felicidad,
se pone a bailar y a cantar.
4. ¿Cuáles son sus próximos proyectos
editoriales? ¿Tiene pensado un nuevo libro?
Actualmente estoy atareado con otra novela, de la que llevo
redactados tres capítulos. Pero mi escritura es más bien lenta
y, si a esta circunstancia le añadimos las interferencias
exteriores, me temo que este proyecto va para largo. Me
gustaría publicar algo de lo que ya tengo escrito (poesía,
relatos o tal vez otra novela), lo cual supondría una revisión
de ese material y el abandono temporal del trabajo que en este
momento traigo entre manos. Razones por las cuales en un
futuro inmediato no me planteo gran cosa.
*Antonio
Pavón (España, 1954) es licenciado en Filología
Moderna. Actualmente imparte clases de francés en un instituto
de enseñanza media de San José de la Rinconada. En el ámbito
literario, ha publicado poemas y relatos en revistas locales.
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El...
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2 de febrero de 1882 nace James Joyce, escritor irlandés,
autor de Ulises, Dublineses y Finnegans
Wake
| 7 de febrero de 1812 nace el novelista inglés
Charles Dickens, autor de algunos de los clásicos del siglo XIX:
Los documentos póstumos del club Pickwick (1837),
David Copperfield (1849) y
Grandes esperanzas (1861), obra
cumbre en su trayectoria.
| 10
de febrero de 1755 muere Charles-Louis de Secondat, barón de
Montesquieu, escritor político francés. En
1898, nace Bertolt Brecht, escritor, dramaturgo y
compositor alemán.
Muere, en 1952, Macedonio Fernández,
escritor, poeta y autor de textos humorístico-filosóficos,
como muestra el relato que sigue, "El zapallo que era
cosmos":
Érase un
zapallo creciendo solitario en ricas tierras del Chaco.
Favorecido por una zona excepcional que le daba de todo,
criado con libertad y sin remedios fue desarrollándose con
el agua natural y la luz solar en condiciones óptimas,
como una verdadera esperanza de la Vida. Su historia
íntima nos cuenta que iba alimentándose a expensas de las
plantas más débiles de su contorno, darwinianamente;
siento tener que decirlo, haciéndolo antipático. Pero la
historia externa es la que nos interesa, esa que sólo
podrían relatar los azorados habitantes del Chaco que iban
a verse envueltos en la pulpa zapallar, absorbidos por sus
poderosas raíces.
La primera noticia que se tuvo de su existencia fue la de
los sonoros crujidos del simple natural crecimiento. Los
primeros colonos que lo vieron habrían de espantarse, pues
ya entonces pesaría varias toneladas y aumentaba de
volumen instante a instante. Ya medía una legua de
diámetro cuando llegaron los primeros hacheros mandados
por las autoridades para seccionarle el tronco, ya de
doscientos metros de circunferencia; los obreros desistían
más que por la fatiga de la labor por los ruidos
espeluznantes de ciertos movimientos de equilibración,
impuestos por la inestabilidad de su volumen que crecía
por saltos.
Cundía el pavor. Es imposible ahora aproximársele, porque
se hace el vacío en su entorno, mientras las raíces
imposibles de cortar siguen creciendo. En la desesperación
de vérselo venir encima, se piensa en sujetarlo con
cables. En vano. Comienza a divisarse desde Montevideo,
desde donde se divisa pronto lo irregular nuestro, como
nosotros desde aquí observamos lo inestable de Europa. Ya
se apresta a saberse el Río de la Plata.
Como no hay tiempo de reunir una conferencia panamericana
-Ginebra y las cancillerías europeas están advertidas-,
cada uno discurre y propone lo eficaz. ¿Lucha,
conciliación, suscitación de un sentimiento piadoso en el
Zapallo, súplica, armisticio? Se piensa en hacer crecer
otro zapallo en el Japón, mimándolo para apresurar al
máximo su prosperación, hasta que se encuentren y se
entredestruyan, sin que, empero, ninguno sobrezapalle al
otro. ¿Y el ejército?
Opiniones de los científicos; qué pensaron los niños,
encantados seguramente; emociones de las señoras;
indignación de un procurador, entusiasmo de un agrimensor
y de un toma-medidas de sastrería; indumentaria para el
Zapallo; una cocinera que se le planta delante y lo
examina, retirándose una legua por día; un serrucho que
siente su nada. ¿Y Einstein?; frente a la Facultad de
Medicina alguien que insinúa: ¿purgarlo? Todas estas
primeras chanzas habían cesado. Llegaba demasiado urgente
el momento en que lo que más convenía era mudarse adentro.
Bastante ridículo y humillante es el meterse en él con
precipitación, aunque se olvide el reloj o el sombrero en
alguna parte y apagando previamente el cigarrillo, porque
ya no va quedando mundo fuera del zapallo.
(...) ¿Qué puede herirlo ya? Es cuestión de que el Zapallo
se sirva sus últimos apetitos para su sosiego final.
Apenas le faltan Australia y Polinesia.
Perros que no vivían más que quince años, zapallos que
apenas resistían uno y hombres que raramente llegaban a
los cien… ¡Así es la sorpresa! Decíamos: es un monstruo
que no puede durar. Y aquí nos tenéis adentro. ¿Nacer y
morir para nacer y morir…?, se habrá dicho el Zapallo: ¡oh,
ya no! El escorpión, cuando se siente inhábil o en
inferioridad se pica a sí mismo y se aniquila, parte al
instante al depósito de la vida escorpiónica para su nueva
esperanza de perduración; se envenena sólo para que le den
vida nueva. ¿Por qué no configurar el Escorpión, el Pino,
la Lombriz, el Hombre, la Cigüeña, el Ruiseñor, la Hiedra,
inmortales? Y por sobre todos el Zapallo, Personación del
Cosmos, con los jugadores de póker viendo tranquilamente y
alternando los enamorados, todo en el espacio diáfano y
unitario del Zapallo.
Practicamos sinceramente la Metafísica Cucurbitácea. Nos
convencimos de que, dada la relatividad de las magnitudes
todas, nadie de nosotros sabrá nunca si vive o no dentro
de un zapallo y hasta dentro de un ataúd y si no seremos
células del Plasma Inmortal. Tenía que suceder: Totalidad
todo Interna, Limitada, Inmóvil (sin Traslación), sin
Relación, por ello sin Muerte.
Parece que en estos últimos momentos, según coincidencia
de signos, el Zapallo se alista para conquistar no ya la
pobre Tierra, sino la Creación. Al parecer, prepara su
desafío contra la Vía Láctea. Días más, y el Zapallo será
el ser, la realidad y su Cáscara.
(El Zapallo me ha permitido que para vosotros -queridos
cofrades de la Zapallería- yo escriba mal y pobre su
leyenda y su historia.
Vivimos en ese mundo que todos sabíamos, pero todo en
cáscara ahora, con relaciones sólo internas y, así, sin
muerte.
Esto es mejor que antes.)
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24 de febrero de 1786 Wilhelm Grimm, escritor.
En 1967, El
cantar de Mio Cid, el manuscrito más valioso de la
Biblioteca Nacional, es adquirido en 10 millones de
pesetas por la Fundación Juan March
| 26 de febrero de 1802 nace el escritor francés
Víctor
Hugo.
Fallece Henry James, escritor estadounidense.
¿Desea recordarnos alguna fecha relacionada con el mundo
literario? Puede hacerlo escribiendo a [email protected].
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