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Boletín de LibrosEnRed Nº 45
 22 de octubre de 2004
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"Lo único que debes ganarte en esta vida es el amor.
Todo lo demás puedes robarlo."
 Lord Byron (1788-1824), poeta inglés

En este número:

01

 

Este mes, en pocos días más, saldrá a la venta la esperada última novela de Gabriel García Márquez: Memorias de mis putas tristes. El título es la primera obra de ficción del colombiano en diez años, y sus seguidores lo esperan con ansiedad.

García Márquez empezó su trabajo con la escritura como periodista, oficio que aportó mucho a su formación y lo convirtió en el narrador minucioso, elegante y preciso que es (una cita de él lo pintará de cuerpo entero: se jacta de no usar, desde hace siete libros, ningún adverbio terminado en -mente, "porque me parecen feos, largos y fáciles, y casi siempre que se eluden se encuentran formas bellas y originales").

Recién llegando a sus 30 años, comenzó a dedicarse seriamente a la creación literaria. Y no fue fácil para él conseguir reconocimiento en este nuevo terreno: como prueba existe la ya célebre anécdota de que mientras presentaba en editoriales el manuscrito de su primera novela, La hojarasca -preludio del mítico Macondo de Cien años de soledad-, recibió una carta de una importante casa de ediciones con el desalentador consejo de que se dedicara a otro oficio.

Lo cierto es que hoy cualquier título suyo es una garantía de super ventas y son disputados por los sellos editoriales más grandes. Memorias de mis putas tristes ha nacido, sin duda, para best seller.


Y ya que hablamos de grandes éxitos de ventas, el Acertijo de este mes trata de un autor que pertenece a este selecto club (sus más de 80 millones de ejemplares vendidos le dan indiscutiblemente el carné de membresía).

La pregunta es:

¿Qué autor, que no nació ni en Europa ni en América,
ha escrito sagas de libros tanto sobre el Antiguo Egipto
como sobre la Segunda Guerra Mundial?
 

Si imaginan de quién se trata, envíen su respuesta -directamente en el asunto del correo electrónico- a [email protected]. Si tienen dudas, esperen la próxima pista el lunes 1º de noviembre, aquí.

Sara Alejandra Vargas Núñez
, de Tunja, Colombia (una de las ciudades más altas de Colombia, a 2800 m sobre el nivel del mar, nos precisa) resultó la ganadora del juego anterior. Respondió correctamente: se trataba del fascinante e inquieto Boris Vian. Ya le hemos hecho llegar el libro que eligió para ella y el que escogió para regalar.


Nos despedimos hasta la próxima,
Editorial LibrosEnRed

 

02



Dulce virus de la transición

tapa   

   Colección: Novelas

   Autor: Mariano Rivera Cross
            
            

Sin partidismos y sin fobias, esta novela se atreve a retratar una de las etapas más discutidas de la historia reciente de España: los 70.

Estructurada en capítulos-relatos planteados con humor, sensualidad y sentido poético, se presenta de manera amena y al mismo tiempo profunda, la realidad española centrada en el Madrid de la transición. El personaje Darío Centeno vive los primeros años de la década de los 70 hasta poco después de la muerte del General Franco, con la sensación antitética de un dulce virus, donde el ansia y la lucha por la libertad es compatible con la nostalgia de un Madrid singular, a punto de desaparecer para siempre.

Mariano Rivera Cross es licenciado en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado ya varios libros, entre los que se destacan Siluetas verticales, Offmóvil. Añicosmos y Entremesiglos (I, II y III) y las novelas El árbol de los Centeno y La parrilla invertida (La intimidad del Rey Felipe II).


Tentative Management


tapa   

   Colección: Negocios, Empresa y Economía

   Autor: J. D. Roman
             


Con reflexiones a menudo provocadoras pero siempre lúcidas, Tentative management pretende ayudarnos a echar una mirada más atenta y advertida al mundo empresarial que nos rodea.
 
Formadores y consultores encontrarán aquí temas de reflexión. Otros profesionales encontrarán trucos prácticos. A muchos les refrescará algunos conceptos que ya conocían, pero que tenían un poco oxidados.

Formado en Francia y en EE.UU., J. D. Roman interviene como consultor-formador para grandes grupos multinacionales, en campos tan diversos como la informática o el desarrollo personal, pasando por la organización, la gestión de ventas o la calidad profesional de altos directivos. También prepara, forma y entrena a consultores y jefes de proyecto integrantes de algunas de las más importantes consultoras del mundo.

A lo largo de los últimos veinte años, ha ido desarrollando y aplicando su particular enfoque acerca del mundo que nos rodea (el TM), aunque sus planteamientos irónicos a veces resulten heterodoxos. Ha impartido clases en algunas Business schools en Francia, España, Inglaterra y EE.UU.

Además de su labor como consultor, ha creado empresas en distintos sectores, países y continentes. Actualmente, se dedica a la creación de libros sobre su especialidad. En proceso de edición, bajo nuestro sello editorial, se encuentra su próximo título: Nueve habilidades directivas.
 

Los inmortales bajo el lente del humor
 

tapa                                                                  

   Colección: Humor

   Autor: Isabel Quinteros Clark
            


Poemas ilustrados
acerca de personajes conocidos por todos que desbordan de chispa y una pizca de irreverencia.

Las poesías burbujean con la rima, la parodia y la ironía. Revelan un estilo que, aunque aparentemente fácil, encierra un respeto total por el difícil arte del verso cómico, al tiempo que revela el conocimiento profundo de cada uno de los personajes históricos y literarios sobre quienes escribe.

Se trata de una obra divertida y sorprendente, que habla del gran virtuosismo de su autora, Isabel Quinteros Clark, también autora de El viejo emigrante y Karuska y el Capitán.
 

El clásico de regalo


Un best seller con todas las letras, como casi todas las novelas de Alejandro Dumas. La truncada historia de amor de los protagonistas, mezclada con el clásico tema del enfrentamiento de clases: todos los ingredientes del culebrón.

Lo ofrecemos
gratis para los miembros del Club de Lectores.
 

tapa

   La dama de las camelias

    Colección: Novelas

    Autor: Alejandro Dumas (h)

 


¿Usted también escribe? Poesía, ensayo, novelas...
Sea parte de nuestro catálogo.

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Encuesta para los lectores
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La saga de Harry Potter, El código Da Vinci, El alquimista. El nombre de la rosa, de Umberto Eco, El señor de los anillos y todos los libros de Agatha Christie. Hay cientos de títulos que han sido bendecidos por el mercado con el distintivo de best seller.

Para algunos, la aparición de un título en la lista de más vendidos constituye una garantía de que el libro vale la pena. A otros, por el contrario, les hace sospechar que la obra en cuestión es insustancial, culturalmente insignificante, intelectualmente pobre.

Usted, ¿cree que, en líneas generales, los best seller presentan una calidad literaria inferior a la de los libros de menor venta, pero más sostenida en el tiempo? ¿O piensa que se trata solamente de un prejuicio muy difundido?

  • Sí, suele ocurrir que los títulos más vendidos son inferiores en calidad

  • No, no necesariamente

Háganos llegar su voto haciendo clic aquí



04



"En sus primeros tiempos el cuentista crea en estado de semiinconsciencia (...)

El conocimiento de la técnica le permitirá señorear sobre la embriagante pasión
como Yavé sobre el caos."
 

Fundamentalmente, el estado de ánimo del cuentista tiene que ser el mismo para recoger su material que para escribir. Seleccionar la materia de un cuento demanda esfuerzo, capacidad de concentración y trabajo de análisis. A menudo parece más atrayente tal tema que tal otro; pero el tema debe ser visto no en su estado primitivo, sino como si estuviera ya elaborado. El cuentista debe ver desde el primer momento su material organizado en tema, como si ya estuviera el cuento escrito, lo cual requiere casi tanta tensión como escribir.

El verdadero cuentista dedica muchas horas de su vida a estudiar la técnica del género, al grado que logre dominarla en la misma forma en que el pintor consciente domina la pincelada: la da, no tiene que premeditarla. Esa técnica no implica, como se piensa con frecuencia, el final sorprendente. Lo fundamental en ella es mantener vivo el interés del lector y por tanto sostener sin caídas la tensión, la fuerza interior con que el suceso va produciéndose. El final sorprendente no es una condición imprescindible en el buen cuento. Hay grandes cuentistas, como Antón Chejov, que apenas lo usaron. "A la deriva", de Horacio Quiroga, no lo tiene, y es una pieza magistral. Un final sorprendente impuesto a la fuerza destruye otras buenas condiciones en un cuento. Ahora bien, el cuento debe tener su final natural como debe tener su principio.

No importa que el cuento sea subjetivo u objetivo; que el estilo del autor sea deliberadamente claro u oscuro, directo o indirecto: el cuento debe comenzar interesando al lector. Una vez cogido en ese interés el lector está en manos del cuentista y éste no debe soltarlo más. A partir del principio el cuentista debe ser implacable con el sujeto de su obra; lo conducirá sin piedad hacia el destino que previamente le ha trazado; no le permitirá el menor desvío. Una sola frase aun siendo de tres palabras, que no esté lógica y entrañablemente justificada por ese destino, manchará el cuento y le quitará esplendor y fuerza. Kipling refiere que para él era más importante lo que tachaba que lo que dejaba; Quiroga afirma que un cuento es una flecha disparada hacia un blanco y ya se sabe que la flecha que se desvía no llega al blanco.

La manera natural de comenzar un cuento fue siempre el "había una vez" o "érase una vez". Esa corta frase tenía -y tiene aún en la gente del pueblo- un valor de conjuro; ella sola bastaba para despertar el interés de los que rodeaban al relatador de cuentos. En su origen, el cuento no comenzaba con descripciones de paisajes, a menos que se tratara la presencia o la acción del protagonista; comenzaba con éste, y pintándolo en actividad. Aún hoy, esa manera de comenzar es buena. El cuento debe iniciarse con el protagonista en acción, física o psicológica, pero acción; el principio no debe hallarse a mucha distancia del meollo mismo del cuento, a fin de evitar que el lector se canse.

Saber comenzar un cuento es tan importante como saber terminarlo. El cuentista serio estudia y practica sin descanso la entrada del cuento. Es en la primera frase donde está el hechizo de un buen cuento; ella determina el ritmo y la tensión de la pieza. Un cuento que comienza bien casi siempre termina bien. El autor queda comprometido consigo mismo a mantener el nivel de su creación a la altura en que la inició. Hay una sola manera de empezar un cuento con acierto: despertando de golpe el interés del lector. El antiguo "había una vez" o "érase una vez" tiene que ser suplido con algo que tenga su mismo valor de conjuro. El cuentista joven debe estudiar con detenimiento la manera en que inician sus cuentos los grandes maestros; debe leer, uno por uno, los primeros párrafos de los mejores cuentos de Maupassant, de Kipling, de Sherwood Anderson, de Quiroga, quien fue quizá el más consciente de todos ellos en lo que a la técnica del cuento se refiere.

Comenzar bien un cuento y llevarlo hacia su final sin una digresión, sin una debilidad, sin un desvío: he ahí en pocas palabras el núcleo de la técnica del cuento. Quien sepa hacer eso tiene el oficio de cuentista, conoce la "tekné" del género. El oficio es la parte formal de la tarea, pero quien no domine ese lado formal no llegará a ser buen cuentista. Sólo el que lo domine podrá transformar el cuento, mejorarlo con una nueva modalidad, iluminarlo con el toque de su personalidad creadora.

Ese oficio es necesario para el que cuenta cuentos en un mercado árabe y para el que los escribe en una biblioteca de París. No hay manera de conocerlo sin ejercerlo. Nadie nace sabiéndolo, aunque en ocasiones un cuentista nato puede producir un buen cuento por adivinación de artista. El oficio es obra del trabajo asiduo, de la meditación constante, de la dedicación apasionada. Cuentistas de apreciables cualidades para la narración han perdido su don porque mientras tuvieron dentro de sí temas escribieron sin detenerse a estudiar la técnica del cuento y nunca la dominaron; cuando la veta interior se agotó, les faltó la capacidad para elaborar, con asuntos externos a su experiencia íntima, la delicada arquitectura de un cuento. No adquirieron el oficio a tiempo, y sin el oficio no podían construir.

En sus primeros tiempos el cuentista crea en estado de semiinconsciencia. La acción se le impone; los personajes y sus circunstancias lo arrastran; un torrente de palabras luminosas se lanza sobre él. Mientras ese estado de ánimo dura, el cuentista tiene que ir aprendiendo la técnica a fin de imponerse a ese mundo hermoso y desordenado que abruma su mundo interior. El conocimiento de la técnica le permitirá señorear sobre la embriagante pasión como Yavé sobre el caos. Se halla en el momento apropiado para estudiar los principios en que descansa la profesión de cuentista, y debe hacerlo sin pérdida de tiempo. Los principios del género, no importa lo que crean algunos cuentistas noveles, son inalterables; por lo menos, en la medida en que la obra humana lo es.

La búsqueda y la selección del material es una parte importante de la técnica; de la búsqueda y de la selección saldrá el tema. Parece que estas dos palabras -búsqueda y selección- implican lo mismo: buscar es seleccionar. Pero no es así para el cuentista. Él buscará aquello que su alma desea; motivos campesinos o de mar, episodios de hombres del pueblo o de niños, asuntos de amor o de trabajo. Una vez obtenido el material, escogerá el que más se avenga con su concepto general de la vida y con el tipo de cuento que se propone escribir.

Esa parte de la tarea es sagradamente personal; nadie puede intervenir en ella. A menudo la gente se acerca a novelistas y cuentistas para contarles cosas que le han sucedido, "temas para novelas y cuentos" que no interesan al escribir porque nada le dicen a su sensibilidad. Ahora bien, si nadie debe intervenir en la selección del tema, hay un consejo útil que dar a los cuentistas jóvenes: que estudien el material con minuciosidad y seriedad; que estudien concienzudamente el escenario de su cuento, el personaje y su ambiente, su mundo psicológico y el trabajo con que se gana la vida.

Escribir cuentos es una tarea seria y además hermosa. Arte difícil, tiene el premio en su propia realización. Hay mucho que decir sobre él. Pero lo más importante es esto: el que nace con la vocación de cuentista trae al mundo un don que está en la obligación de poner al servicio de la sociedad. La única manera de cumplir con esa obligación es desenvolviendo sus dotes naturales, y para lograrlo tiene que aprender todo lo relativo a su oficio; qué es un cuento y qué debe hacer para escribir buenos cuentos. Si encara su vocación con seriedad, estudiará a conciencia, trabajará, se afanará por dominar el género, que es sin duda muy rebelde, pero dominable. Otros lo han logrado. Él también puede lograrlo.


Este texto fue extraído de "Apuntes sobre el arte de escribir cuentos" (1947).

*Juan Emilio Bosch Gaviño nació en República Dominicana, en 1909 y murió en 2001. Fue narrador, ensayista, educador, historiador, biógrafo, además de presidente de su país, aunque por breve lapso.

De su obra se destaca especialmente la perfección técnica de sus cuentos, que suelen girar en torno a problemas sociales latinoamericanos y preocupaciones metafísicas. García Márquez ha dicho repetidas veces que Juan Bosch fue su "profesor".
 
Conozca nuestra colección de relatos, algunos de ellos gratuitos, haciendo clic aquí.

 

Entrevista a María Martín Fernández*
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¿Recuerda cuál fue el primer libro que leyó? Y de los últimos que leyó, ¿cuál es el que más recuerda?


Empecé a interesarme por la lectura a edad muy temprana por lo que mis primeros libros fueron lecturas infantiles. El libro que mejor recuerdo es Flores en el ático, un libro estupendo que no puedes dejar de leer.


¿De qué personaje de papel se enamoró?

Siempre he encontrado en los libros mis príncipes azules y heroínas, y puede decirse que cada vez que comienzo un nuevo libro me enamoro de sus personajes tanto que incluso lamento que la historia sea únicamente ficción.


¿Novela o cuento?

Depende de la ocasión, cada lectura se adecua a unos sentimientos determinados así como a un lugar y un momento oportunos.
 

Usted escribe ¿una disciplinada cantidad cada día o cuándo y cuánto disponga la inspiración?

A mí me mueve la inspiración, un escrito no puede ser forzado pues de ser así carecería de sentimiento y por tanto de belleza y trascendencia.


Mientras escribe, ¿la compañía de la música o la concentración del silencio? ¿Ventana a la calle o habitación en el más absoluto aislamiento?

Prefiero el silencio y si es posible el contacto con la naturaleza. Aunque para ser sincera consigo mayor inspiración en los lugares menos oportunos, como puede ser en el coche, mientras disfruto de un baño, en mitad de un sueño...


A la hora de sentarse a escribir, ¿la eficacia de la computadora o la proximidad del papel y la lapicera?

Me inclino por el método clásico: papel y lápiz (siempre lo llevo conmigo). Posteriormente reúno todas las notas y las ordeno en la computadora.


¿Cómo qué autor o autora le gustaría escribir?

Admiro mucho a V. C. Andrews; aunque lo que me gustaría realmente es marcar mi propio estilo, innovar.


La literatura y la escritura, ¿por qué y para qué las incluyó en su vida?

Desde niña me ha gustado inventar historias y leyendas; a medida que crecía y maduraba he ido encontrando en los libros parte de mi intimidad y plasmando en la escritura emociones e ideas que no podía dejar escapar.


*María Martín Fernández (España, 1985) ha escrito Reflejo traidor, una obra profunda y comprometida que se hunde en las consecuencias físicas y, sobre todo, anímicas y psicológicas de la anorexia. Pero se trata de un relato esperanzador, que narra la posibilidad de asumir y salir, sobre la base de la más genuina experiencia y animado por la generosa voluntad de compartir experiencias y alentar a otros.

 

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El...

     

      |  3 de octubre de 1714 se crea la Academia Española de la Lengua, por orden del rey Felipe V de España, y por sugerencia de un asistente suyo, Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona.


      |  7 de octubre de 1849 muere Edgar Allan Poe, escritor estadounidense y excelente cuentista. Sus relatos de suspenso y terror han sido analizados en el siglo XX desde diversas disciplinas, como la filosofía y el psicoanálisis

      |  9 de octubre de 1982 muere Anna Freud, hija del célebre Sigmund Freud y continuadora de su obra psicoanalítica

      |  11 de octubre de 1983 muere William Golding, escritor británico, quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Su obra más leída es su primera novela, Señor de las moscas

      |  15 de octubre de nacen, en 1844, Friedrich Nietzsche, filósofo alemán y, en 1926, Michel Foucault, pensador francés. Ambos reflexionaron, entre otros muchos temas, acerca de la naturaleza y las posibilidades del conocimiento, y lo hicieron de forma original y, sobre todo, crítica. Decía Nietzsche en La ciencia jovial:

"¿Qué quiere el pueblo cuando quiere "el conocimiento"? Nada más que esto: algo extraño debe ser reducido a algo consabido, (...) a aquello a lo que estamos acostumbrados, de manera que no nos intranquilice más."

Esta concepción puede verse resumida en su aforismo "El pensador":

Él es un pensador: eso significa que sabe cómo tomar las cosas de una manera más simple de lo que son.
 

Foucault, por su parte, retomó esta noción acerca de que conocer no es percibir, comprender, sino forzar la realidad:

"Según Nietzsche, no hay en realidad ninguna semejanza ni afinidad previa entre el conocimiento y esas cosas que sería necesario conocer. Por su carácter, el mundo se parece a un caos eterno; ello no se debe a la ausencia de necesidad sino a la ausencia de orden, de encadenamiento, de formas de belleza y sabiduría. Entre el conocimiento y las cosas, sólo puede haber una relación de violencia, dominación, poder y fuerza, una relación de violación. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas por conocer, y no percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas.

El conocimiento esquematiza, ignora las diferencias, asimila las cosas entre sí, y cumple su papel sin ningún fundamento en verdad. Por ello el conocimiento es siempre un desconocimiento


      |  16 de octubre de 1854 nace el escritor irlandés, Oscar Wilde, autor de la famosa novela El retrato de Dorian Gray

      |  23 de octubre de 1963 muere Aldous Huxley, novelista británico, autor de Un mundo feliz 

      |  21 de octubre de 1982 se anuncia que el escritor colombiano Gabriel García Márquez es ganador del Premio Nobel de Literatura. A la ceremonia de entrega asiste vestido con el traje típico de su tierra, el "liquilique"

      | 28 de octubre de 1866 nace el escritor español Ramón del Valle Inclán. La estética modernista predominó en sus obras iniciales, luego pasó al expresionismo. Se lo reconoce como creador del esperpento, modalidad de producción literaria que busca presentar personajes y situaciones de forma "calculadamente desfigurada", mediante un uso del lenguaje lleno de artificios. Esta estética alejada del realismo de los escritores previos pretendía dar mejor cuenta de un entorno degradado y casi grotesco

      |  30 de octubre de 1821 nace Fedor Dostoievsky, novelista ruso. En 1866 publicó una de sus obras cumbres: Crimen y castigo.

                
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