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"Lo único que debes ganarte
en esta vida es el amor.
Todo lo demás puedes robarlo."
Lord Byron (1788-1824),
poeta inglés
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En
este número:
1. Editorial: Nacido para best
seller
2. Recomendados (con clásico de regalo)
3. Encuesta: ¿es justificado el
prejuicio en torno al best seller?
4. "Apuntes sobre el arte de escribir
cuentos", por Juan Bosch
5. Entrevista a
nuestros autores: María Martín Fernández
6. Efemérides
y noticias literarias
7. Direcciones para
encontrarnos
8. Suscripciones |
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Este mes, en pocos días
más, saldrá a la
venta la esperada última novela de Gabriel García Márquez:
Memorias
de mis putas tristes. El título es la primera obra de ficción del
colombiano en diez años, y sus seguidores lo esperan con
ansiedad.
García Márquez empezó su
trabajo con la escritura como periodista, oficio que aportó
mucho a su formación y lo convirtió en el narrador minucioso, elegante
y
preciso que es (una cita de él lo pintará de cuerpo entero: se jacta de no usar,
desde hace siete libros, ningún adverbio terminado en -mente, "porque me parecen feos, largos y
fáciles, y casi siempre que se eluden se encuentran formas
bellas y originales").
Recién llegando a sus 30 años,
comenzó a dedicarse seriamente a la creación literaria. Y no
fue fácil para él conseguir reconocimiento en este nuevo
terreno: como prueba existe la ya célebre
anécdota de que mientras
presentaba en editoriales el manuscrito de su primera
novela, La hojarasca -preludio del mítico Macondo de
Cien años de soledad-, recibió una carta de una
importante casa de ediciones con el
desalentador consejo de que se dedicara a otro oficio.
Lo cierto es que hoy cualquier título suyo es
una garantía de
super ventas
y son disputados por los sellos editoriales más
grandes. Memorias de mis putas tristes ha
nacido, sin duda, para best seller.
Y ya que hablamos de grandes éxitos de ventas, el Acertijo de este
mes trata de un autor que pertenece a este selecto club
(sus más de 80 millones de ejemplares vendidos le dan
indiscutiblemente el carné de membresía).
La pregunta es:
¿Qué autor, que no nació ni en Europa ni en América,
ha escrito sagas de libros tanto sobre el Antiguo Egipto
como sobre la Segunda Guerra Mundial?
Si imaginan de quién
se trata, envíen su respuesta -directamente en el asunto
del correo electrónico- a [email protected].
Si tienen dudas, esperen la próxima pista el lunes
1º de noviembre, aquí.
Sara Alejandra Vargas Núñez, de Tunja, Colombia (una de las
ciudades más altas de Colombia, a 2800 m sobre el nivel del
mar, nos precisa) resultó la ganadora del
juego anterior. Respondió correctamente: se trataba del
fascinante e inquieto Boris Vian. Ya le hemos hecho
llegar el libro que eligió para ella y el que escogió
para regalar.
Nos despedimos hasta la próxima,
Editorial
LibrosEnRed
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Dulce virus de la transición
Colección:
Novelas
Autor:
Mariano Rivera Cross
Sin partidismos y sin fobias, esta novela se atreve
a retratar una de las etapas más discutidas de la historia
reciente de España: los 70.
Estructurada en capítulos-relatos planteados con humor,
sensualidad y sentido poético, se presenta de manera amena y
al mismo tiempo profunda, la realidad española centrada en
el Madrid de la transición. El personaje Darío Centeno vive los primeros años de la década de los
70 hasta poco después de la muerte del General Franco, con
la sensación antitética de un dulce virus, donde el ansia
y la lucha por la libertad es compatible con la nostalgia
de un Madrid singular, a punto de desaparecer para
siempre.
Mariano Rivera Cross es licenciado en Literatura
Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Ha
publicado ya varios libros, entre los que se destacan Siluetas
verticales, Offmóvil. Añicosmos y
Entremesiglos (I, II y III) y las novelas El árbol de los Centeno y
La parrilla invertida (La intimidad del Rey Felipe II).
Tentative Management
Colección:
Negocios, Empresa y Economía
Autor:
J.
D. Roman
Con reflexiones a menudo provocadoras pero siempre
lúcidas, Tentative management pretende
ayudarnos a echar una mirada más atenta y advertida al
mundo empresarial que nos rodea.
Formadores y consultores
encontrarán aquí temas de reflexión. Otros
profesionales encontrarán trucos prácticos. A muchos les refrescará
algunos conceptos que ya conocían, pero que tenían un poco
oxidados.
Formado en Francia y en EE.UU., J. D. Roman interviene como
consultor-formador para grandes grupos multinacionales, en
campos tan diversos como la informática o el desarrollo
personal, pasando por la organización, la gestión de
ventas o la calidad profesional de altos directivos. También prepara,
forma y entrena a consultores y jefes de proyecto
integrantes de algunas de las más importantes consultoras
del mundo.
A lo largo de los últimos veinte años, ha ido
desarrollando y aplicando su particular enfoque acerca del
mundo que nos rodea (el TM), aunque sus planteamientos
irónicos a veces resulten heterodoxos. Ha impartido clases
en algunas Business schools en Francia, España,
Inglaterra y
EE.UU.
Además de su labor como consultor, ha creado empresas en distintos
sectores, países y continentes. Actualmente, se dedica a
la creación de libros sobre su especialidad. En proceso de edición,
bajo nuestro sello editorial, se encuentra su próximo
título:
Nueve habilidades directivas.
Los inmortales bajo el lente del humor
Colección:
Humor
Autor:
Isabel Quinteros Clark
Poemas ilustrados acerca de personajes conocidos
por
todos que desbordan de chispa y una pizca de irreverencia.
Las poesías burbujean con la rima, la parodia y la
ironía. Revelan un estilo que, aunque aparentemente
fácil, encierra un respeto total por el difícil arte del
verso cómico, al tiempo que revela el conocimiento
profundo de cada uno de los personajes históricos y
literarios sobre quienes escribe.
Se trata de una obra divertida y sorprendente, que habla
del gran virtuosismo de su autora, Isabel Quinteros Clark,
también autora de
El viejo emigrante
y
Karuska y el Capitán.
El
clásico de regalo
Un best seller con todas las letras, como casi
todas las novelas de Alejandro Dumas. La truncada
historia de amor de los protagonistas, mezclada con el
clásico tema del enfrentamiento de clases: todos los
ingredientes del culebrón.
Lo ofrecemos gratis
para los miembros del Club
de Lectores.
La
dama de las camelias
Colección:
Novelas
Autor:
Alejandro Dumas (h)
¿Usted
también escribe? Poesía, ensayo, novelas...
Sea parte de nuestro catálogo.
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aquí para conocer nuestras
propuestas de edición.
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Encuesta
para los lectores |
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La saga de Harry Potter,
El código Da Vinci,
El alquimista. El nombre de la rosa, de
Umberto Eco, El
señor de los anillos y todos los libros de
Agatha Christie. Hay
cientos de títulos que han sido bendecidos por el mercado
con el distintivo de best seller.
Para algunos, la aparición
de un título en la lista de
más vendidos
constituye una garantía de que el libro vale la pena. A
otros, por el contrario, les hace sospechar que la obra en cuestión es insustancial, culturalmente
insignificante, intelectualmente pobre.
Usted, ¿cree que, en líneas generales, los best
seller presentan una calidad literaria inferior a
la de los
libros de menor venta, pero más
sostenida en el tiempo? ¿O piensa que se trata solamente
de un prejuicio muy difundido?
Háganos llegar su voto
haciendo clic aquí.
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"En sus primeros tiempos el cuentista
crea en estado de semiinconsciencia (...)
El conocimiento de la
técnica le permitirá señorear sobre la embriagante pasión
como Yavé sobre el caos."
Fundamentalmente,
el estado de ánimo del cuentista tiene que ser el mismo para
recoger su material que para escribir. Seleccionar la
materia de un cuento demanda esfuerzo, capacidad de
concentración y trabajo de análisis. A menudo parece más
atrayente tal tema que tal otro; pero el tema debe ser visto
no en su estado primitivo, sino como si estuviera ya
elaborado. El cuentista debe ver desde el primer momento su
material organizado en tema, como si ya estuviera el cuento
escrito, lo cual requiere casi tanta tensión como escribir.
El verdadero cuentista dedica muchas horas de su vida a
estudiar la técnica del género, al grado que logre
dominarla en la misma forma en que el pintor consciente
domina la pincelada: la da, no tiene que premeditarla. Esa
técnica no implica, como se piensa con frecuencia, el final
sorprendente. Lo fundamental en ella es mantener vivo el
interés del lector y por tanto sostener sin caídas la
tensión, la fuerza interior con que el suceso va
produciéndose. El final sorprendente no es una condición
imprescindible en el buen cuento. Hay grandes cuentistas,
como
Antón Chejov, que apenas lo
usaron. "A la deriva", de
Horacio Quiroga, no lo
tiene, y es una pieza magistral. Un final sorprendente
impuesto a la fuerza destruye otras buenas condiciones en un
cuento. Ahora bien, el cuento debe tener su final natural
como debe tener su principio.
No importa que el cuento sea subjetivo u objetivo; que el
estilo del autor sea deliberadamente claro u oscuro, directo
o indirecto: el cuento debe comenzar interesando al lector.
Una vez cogido en ese interés el lector está en manos del
cuentista y éste no debe soltarlo más. A partir del
principio el cuentista debe ser implacable con el sujeto de
su obra; lo conducirá sin piedad hacia el destino que
previamente le ha trazado; no le permitirá el menor desvío.
Una sola frase aun siendo de tres palabras, que no esté
lógica y entrañablemente justificada por ese destino,
manchará el cuento y le quitará esplendor y fuerza.
Kipling refiere que
para él era más importante lo que tachaba que lo que dejaba;
Quiroga afirma que un cuento es una flecha disparada
hacia un blanco y ya se sabe que la flecha que se desvía no
llega al blanco.
La manera natural de comenzar un cuento fue siempre el
"había una vez" o "érase una vez". Esa corta frase tenía -y
tiene aún en la gente del pueblo- un valor de conjuro; ella
sola bastaba para despertar el interés de los que rodeaban
al relatador de cuentos. En su origen, el cuento no
comenzaba con descripciones de paisajes, a menos que se
tratara la presencia o la acción del protagonista; comenzaba
con éste, y pintándolo en actividad. Aún hoy, esa manera de
comenzar es buena. El cuento debe iniciarse con el
protagonista en acción, física o psicológica, pero acción;
el principio no debe hallarse a mucha distancia del meollo
mismo del cuento, a fin de evitar que el lector se canse.
Saber comenzar un cuento es tan importante como saber
terminarlo. El cuentista serio estudia y practica sin
descanso la entrada del cuento. Es en la primera frase donde
está el hechizo de un buen cuento; ella determina el ritmo y
la tensión de la pieza. Un cuento que comienza bien casi
siempre termina bien. El autor queda comprometido consigo
mismo a mantener el nivel de su creación a la altura en que
la inició. Hay una sola manera de empezar un cuento con
acierto: despertando de golpe el interés del lector. El
antiguo "había una vez" o "érase una vez" tiene que ser
suplido con algo que tenga su mismo valor de conjuro. El
cuentista joven debe estudiar con detenimiento la manera en
que inician sus cuentos los grandes maestros; debe leer, uno
por uno, los primeros párrafos de los mejores cuentos de
Maupassant, de Kipling,
de Sherwood Anderson, de Quiroga, quien fue
quizá el más consciente de todos ellos en lo que a la
técnica del cuento se refiere.
Comenzar bien un cuento y llevarlo hacia su final sin una
digresión, sin una debilidad, sin un desvío: he ahí en pocas
palabras el núcleo de la técnica del cuento. Quien sepa
hacer eso tiene el oficio de cuentista, conoce la "tekné"
del género. El oficio es la parte formal de la tarea, pero
quien no domine ese lado formal no llegará a ser buen
cuentista. Sólo el que lo domine podrá transformar el
cuento, mejorarlo con una nueva modalidad, iluminarlo con el
toque de su personalidad creadora.
Ese oficio es necesario para el que cuenta cuentos en un
mercado árabe y para el que los escribe en una biblioteca de
París. No hay manera de conocerlo sin ejercerlo. Nadie nace
sabiéndolo, aunque en ocasiones un cuentista nato puede
producir un buen cuento por adivinación de artista. El
oficio es obra del trabajo asiduo, de la meditación
constante, de la dedicación apasionada. Cuentistas de
apreciables cualidades para la narración han perdido su don
porque mientras tuvieron dentro de sí temas escribieron sin
detenerse a estudiar la técnica del cuento y nunca la
dominaron; cuando la veta interior se agotó, les faltó la
capacidad para elaborar, con asuntos externos a su
experiencia íntima, la delicada arquitectura de un cuento.
No adquirieron el oficio a tiempo, y sin el oficio no podían
construir.
En sus primeros tiempos el cuentista crea en estado de
semiinconsciencia. La acción se le impone; los
personajes y sus circunstancias lo arrastran; un torrente de
palabras luminosas se lanza sobre él. Mientras ese estado de
ánimo dura, el cuentista tiene que ir aprendiendo la técnica
a fin de imponerse a ese mundo hermoso y desordenado que
abruma su mundo interior. El conocimiento de la técnica
le permitirá señorear sobre la embriagante pasión como Yavé
sobre el caos. Se halla en el momento apropiado para
estudiar los principios en que descansa la profesión de
cuentista, y debe hacerlo sin pérdida de tiempo. Los
principios del género, no importa lo que crean algunos
cuentistas noveles, son inalterables; por lo menos, en la
medida en que la obra humana lo es.
La búsqueda y la selección del material es una parte
importante de la técnica; de la búsqueda y de la selección
saldrá el tema. Parece que estas dos palabras -búsqueda y
selección- implican lo mismo: buscar es seleccionar. Pero no
es así para el cuentista. Él buscará aquello que su alma
desea; motivos campesinos o de mar, episodios de hombres del
pueblo o de niños, asuntos de amor o de trabajo. Una vez
obtenido el material, escogerá el que más se avenga con su
concepto general de la vida y con el tipo de cuento que se
propone escribir.
Esa parte de la tarea es sagradamente personal; nadie puede
intervenir en ella. A menudo la gente se acerca a novelistas
y cuentistas para contarles cosas que le han sucedido,
"temas para novelas y cuentos" que no interesan al escribir
porque nada le dicen a su sensibilidad. Ahora bien, si nadie
debe intervenir en la selección del tema, hay un consejo
útil que dar a los cuentistas jóvenes: que estudien el
material con minuciosidad y seriedad; que estudien
concienzudamente el escenario de su cuento, el personaje y
su ambiente, su mundo psicológico y el trabajo con que se
gana la vida.
Escribir cuentos es una tarea seria y además hermosa.
Arte difícil, tiene el premio en su propia realización. Hay
mucho que decir sobre él. Pero lo más importante es esto: el
que nace con la vocación de cuentista trae al mundo un don
que está en la obligación de poner al servicio de la
sociedad. La única manera de cumplir con esa obligación es
desenvolviendo sus dotes naturales, y para lograrlo tiene
que aprender todo lo relativo a su oficio; qué es un cuento
y qué debe hacer para escribir buenos cuentos. Si encara su
vocación con seriedad, estudiará a conciencia, trabajará, se
afanará por dominar el género, que es sin duda muy rebelde,
pero dominable. Otros lo han logrado. Él también puede
lograrlo.
Este texto fue extraído de "Apuntes sobre el arte de
escribir cuentos" (1947).
*Juan Emilio Bosch Gaviño nació en República Dominicana,
en 1909 y murió en 2001. Fue narrador, ensayista, educador,
historiador, biógrafo, además de presidente de su país,
aunque por breve lapso.
De su obra se destaca especialmente la perfección técnica
de sus
cuentos, que suelen girar en torno a problemas sociales
latinoamericanos y preocupaciones metafísicas. García
Márquez ha dicho repetidas veces que Juan Bosch fue
su "profesor".
Conozca nuestra colección de relatos, algunos de
ellos gratuitos, haciendo clic aquí.
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Entrevista a
María Martín Fernández* |
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¿Recuerda cuál fue el primer libro que leyó? Y de los últimos
que leyó, ¿cuál es el que más recuerda?
Empecé a interesarme por la lectura a edad muy temprana
por lo que mis primeros libros fueron lecturas infantiles. El
libro que mejor recuerdo es Flores en el ático, un
libro estupendo que no puedes dejar de leer.
¿De qué personaje de papel se enamoró?
Siempre he encontrado en los libros mis príncipes azules y
heroínas, y puede decirse que cada vez que comienzo un nuevo
libro me enamoro de sus personajes tanto que incluso lamento
que la historia sea únicamente ficción.
¿Novela o cuento?
Depende de la ocasión, cada lectura se adecua a unos
sentimientos determinados así como a un lugar y un momento
oportunos.
Usted escribe ¿una disciplinada
cantidad cada día o cuándo y cuánto disponga la inspiración?
A mí me mueve la inspiración, un escrito no puede ser
forzado pues de ser así carecería de sentimiento y por tanto
de belleza y trascendencia.
Mientras escribe, ¿la compañía de la música o la concentración
del silencio? ¿Ventana a la calle o habitación en el más
absoluto aislamiento?
Prefiero el silencio y si es posible el contacto con la
naturaleza. Aunque para ser sincera consigo mayor
inspiración en los lugares menos oportunos, como puede ser
en el coche, mientras disfruto de un baño, en mitad de un
sueño...
A la hora de sentarse a escribir, ¿la eficacia de la
computadora o la proximidad del papel y la lapicera?
Me inclino por el método clásico: papel y lápiz (siempre lo
llevo conmigo). Posteriormente reúno todas las notas y las
ordeno en la computadora.
¿Cómo qué autor o autora le gustaría escribir?
Admiro mucho a V. C. Andrews; aunque lo que me
gustaría realmente es marcar mi propio estilo, innovar.
La literatura y la escritura, ¿por qué y para qué las
incluyó en su vida?
Desde niña me ha gustado inventar historias y leyendas; a
medida que crecía y maduraba he ido encontrando en los
libros parte de mi intimidad y plasmando en la escritura
emociones e ideas que no podía dejar escapar.
*María
Martín Fernández (España, 1985) ha escrito
Reflejo traidor, una
obra profunda y comprometida que se hunde en las
consecuencias físicas y, sobre todo, anímicas y psicológicas de la
anorexia. Pero se trata de un relato esperanzador,
que narra la posibilidad de asumir y salir,
sobre la base de la más genuina experiencia y animado por la
generosa voluntad de compartir experiencias y alentar a
otros.
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El...
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3 de octubre de 1714 se
crea la Academia Española de la Lengua, por orden
del rey Felipe V de España, y por sugerencia de un
asistente suyo, Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de
Villena y duque de Escalona.
| 7 de octubre de
1849 muere
Edgar Allan Poe,
escritor estadounidense y excelente cuentista. Sus
relatos de suspenso y terror
han sido analizados en el siglo XX desde diversas
disciplinas, como la
filosofía y el
psicoanálisis
| 9 de octubre de
1982 muere
Anna Freud, hija del
célebre
Sigmund Freud y continuadora de su obra
psicoanalítica
| 11 de octubre de
1983 muere William Golding, escritor británico, quien
obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Su obra más leída es
su primera novela, Señor de las moscas
| 15 de octubre de
nacen, en 1844,
Friedrich Nietzsche,
filósofo alemán y, en 1926, Michel Foucault, pensador francés.
Ambos reflexionaron, entre otros muchos temas, acerca de la
naturaleza y las posibilidades del conocimiento, y lo
hicieron de forma original y, sobre todo, crítica. Decía
Nietzsche en La ciencia jovial:
"¿Qué quiere el pueblo cuando quiere "el conocimiento"? Nada
más que esto: algo extraño debe ser reducido a algo
consabido, (...) a aquello a lo que estamos acostumbrados,
de manera que no nos intranquilice más."
Esta concepción puede verse
resumida en su aforismo
"El pensador":
Él es un pensador: eso significa que sabe cómo tomar las
cosas de una manera más simple de lo que son.
Foucault,
por su parte, retomó esta noción acerca de que conocer no es
percibir, comprender, sino forzar la realidad:
"Según Nietzsche, no hay en realidad ninguna semejanza
ni afinidad previa entre el conocimiento y esas cosas que
sería necesario conocer. Por su carácter, el mundo se parece
a un caos eterno; ello no se debe a la ausencia de necesidad
sino a la ausencia de orden, de encadenamiento, de formas de
belleza y sabiduría. Entre el conocimiento y las cosas, sólo
puede haber una relación de violencia, dominación, poder y
fuerza, una relación de violación. El conocimiento sólo
puede ser una violación de las cosas por conocer, y no
percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas.
El conocimiento esquematiza, ignora las diferencias, asimila
las cosas entre sí, y cumple su papel sin ningún fundamento
en verdad. Por ello el conocimiento es siempre un
desconocimiento.
| 16 de octubre de
1854 nace el escritor irlandés,
Oscar Wilde, autor de
la famosa novela
El retrato de Dorian Gray
| 23 de octubre de
1963 muere Aldous Huxley, novelista británico, autor
de Un mundo feliz
| 21 de octubre de 1982 se anuncia que el escritor
colombiano Gabriel García Márquez es ganador del Premio Nobel de Literatura. A la ceremonia de entrega
asiste
vestido con el traje típico de su tierra, el "liquilique"
| 28 de octubre de 1866 nace el escritor español
Ramón
del Valle Inclán. La estética modernista predominó en sus obras
iniciales, luego pasó al expresionismo. Se lo reconoce como
creador del esperpento, modalidad de producción
literaria que busca presentar personajes y situaciones de
forma "calculadamente desfigurada", mediante un uso del
lenguaje lleno de artificios. Esta estética alejada del
realismo de los escritores previos pretendía dar mejor
cuenta de un entorno degradado y casi grotesco
| 30 de octubre de 1821 nace
Fedor Dostoievsky,
novelista ruso. En 1866 publicó una de
sus obras cumbres:
Crimen y castigo.
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literario? Puede hacerlo escribiendo a [email protected].
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